Cambio de sentido

Lo normal

Puede haber una doble cosificación en la gestación subrogada: la de la gestante y la del nacido

Están los que entran en cólera con quienes nos manifestamos en contra del alquiler de vientres, y me importa poco si la contratante se llama Ana, Javier, Tita o Miguel. Usan contra nosotros y en vano el nombre de la libertad, la felicidad, el dolor de madre, la empatía. Nos llaman envidiosas, dicen que hablamos sin saber. No es más que una forma -otra más- de inhibir la crítica, de mandar callar. A este paso, no tardará en llegar el día en que nos reprochen estar en contra de la esclavitud o la pena de muerte.

Hay un giro inadmisible que lleva tiempo dándose, despacito. Consiste en doblarle el pulso a lo que logró el humanismo, la ética, muchas corrientes espirituales y por supuesto las más grandes luchas políticas y sociales. Tales conquistas sobre la barbarie han consistido en que las gentes todas, sin importar sexo, edad, credo o etnia, seamos consideradas y tratadas como sujetos, no como objetos en manos de ricos y poderosos. No sólo no lo hemos conseguido para todas las personas, sino que vivimos un grave retroceso. Los objetos se consumen, se usan y se desechan, cubren necesidades o caprichos, puedes destrozarlos. E incluso cogerles cariño, pero son objetos. Se compra, vende o alquila no su trabajo, sino la cosa misma. Sentirse objeto en manos de alguien provoca un daño psíquico y moral sin fondo. Porque estoy en contra de que me traten (y nos tratemos a nosotros mismos) como objetos, me opongo a la trata de seres humanos, la esclavitud, la explotación, la autoexplotación, la violación, la masacre. Y al comercio de órganos, el alquiler de vientres y hasta a echarse un novio con tal de no dormir sola: a cualquier cosificación, de toda índole, en todo grado.

En la gestación subrogada, la cosificación puede ser al cuadrado: objeto la gestante -no es precisamente altruista lo que se está dando ahora en Ucrania, "el útero de Europa", ni sabe lo que dice quien cree que gestar por cuenta ajena es un trámite biológico, por más que se eligiera "libremente"-. Pero también lo es cualquier cosita linda, si llega al mundo para compensar una pérdida, salvar un matrimonio o ser el báculo de la vejez. No me extraña que el liberalismo a saco, en el que el dinero es más libre que personas, apoye esta barbaridad. Lo sorprendente (¿o tal vez no?) es que el PP, que tanto gusta de hacerse cruces y reivindicarse cristianísimo, se muestre abierto a legalizar los vientres de alquiler. "Gente de bien" sólo es la que se preocupa de tratar a cada persona con dignidad.

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