Tribuna

Juan Ramón medina precioso

El enigma de Izquierda Española

El enigma de Izquierda Española

El enigma de Izquierda Española / rosell

Como coincide con el día de mi cumpleaños, no se me olvidará que Izquierda Española se registró como partido político el pasado 27 de diciembre. Su líder, el abogado Guillermo del Valle, visitó Sevilla para presentar La izquierda traicionada, el libro en el que expone buena parte de sus planteamientos políticos. Acepté presentar a los ponentes, entre los que figuraba Juan Torres, el profesor de Economía que había colaborado en la redacción del programa económico de Podemos y antes había fungido de alto cargo de Universidades en la consejería dirigida por la socialista Cándida Martínez. Gente culta y con solera, pues. No desmerecieron.

Hace unas semanas Izquierda Española se dio a conocer en la madrileña Casa del Reloj. En la presentación intervino, entre otros, Martín Seco, que fue Secretario de Estado con Felipe González. La vieja escuela socialista, cuya formación contrasta con la de la mayoría de los actuales dirigentes sanchistas en tal medida que dan ganas de darle la razón a Feijóo cuando dice que disfrutamos del peor colectivo de políticos de nuestra democracia. También habló Soraya Rodríguez, tan elocuente que quedó claro por qué había sido portavoz socialista en el Congreso.

Como su propio nombre indica, Izquierda Española es un partido socialista que no cree que España sea una nación de naciones, contrastando así con el sofisma que popularizó el presidente Zapatero y exacerbó el presidente Sánchez. Arguye Guillermo que la fragmentación de España en naciones implica consagrar una desigualdad social todavía mayor de la ya existente. Se supone que uno de los valores principales de los partidos socialistas es la igualdad, pero resulta que casi toda la izquierda de nuestro país, tanto la socialista como la neocomunista, defiende con entusiasmo las desigualdades económicas y sociales entre las diferentes regiones, de las que el cupo vasco es, por ahora, la máxima expresión. También los separatistas catalanes, tanto los de izquierdas, como IRC, como los de derechas, como Juntos por Cataluña, vuelven a aspiran a recaudar y administrar todos los impuestos. Están dispuestos a contribuir a la caja común con dos condiciones: que su donación de solidaridad sea mucho menor que la actual y que sea transitoria. Si eso se materializase, varias regiones españolas, entre ellas Andalucía y Murcia, tendrían que ir pensando en recortar sus servicios públicos, notablemente la Sanidad y la Educación.

Junto a ese afán por la igualdad económica y social, incluida su dimensión territorial, Izquierda Española desaprueba el trueque de amnistiar a los delincuentes separatistas catalanes a cambio de sus votos. Dice que representa otra forma de desigualdad, en este caso judicial. La cosa es sencilla: si eres separatista catalán puedes malversar impunemente; si eres un cargo político andaluz serás penado si malversas. Eso por no hablar del engaño masivo al electorado que ha supuesto esa amnistía. ¿Cómo olvidar que antes de las pasadas elecciones, a juicio de Carmen Calvo, Escrivá, Patxi López, Salvador Illa, Marisú Montero, Pedro Sánchez y demás dirigentes socialistas, la amnistía era claramente inconstitucional? ¿Cómo es que pasó a ser constitucional en una semana? Por los votos de los separatistas; no hubo más. Al menos Felipe González tuvo la decencia de convocar un referéndum cuando pasó del “OTAN, de entrada, no” al “OTAN, de salida, tampoco”. Eso le honró.

También se opone Izquierda Española a la delectación de sus colegas por las políticas identitarias y subjetivistas, esas que están arrumbando al movimiento feminista clásico al liquidar cualquier objetivación de la condición de mujer. Hay más, como la estricta separación entre el Estado y las diferentes religiones. En suma, el típico programa de lo que debería defender un partido verdaderamente socialista.

Un amigo, tan perspicaz como experimentado, me confesó que todo eso le sonaba anticuado. Y puede que llevase razón, pero mi duda es si hay gente de izquierdas en España que no haya asumido internamente la política plurinacionalista. Es obvio que partidos como BNG, IRC y Bildu son sinceramente separatistas, pero también apuestan por la plurinacionalidad Compromiso, Más Madrid, los Comunes y, en general, todas las formaciones de Sumar. ¿Y en el PSOE? ¿Alguien hace caso ahora González, a Guerra y a Page? Peor aún, aparte de hablar, ¿hace algo efectivo Page contra las políticas plurinacionalistas de su partido? ¿No perdió Susana Díaz las primarias precisamente porque se opuso a la avalancha plurinacional que traía Sánchez en su mochila? El ahora ministro Puente lo expresó con su habitual gracejo: “Prefiero mirar con el rabillo del ojo a la izquierda y a los soberanistas que con el culo en pompa a la derecha”. La del culo en pompa era Susana. En las europeas veremos si hay base electoral para Izquierda Española o se ha establecido una indestructible relación entre considerarse socialista y considerarse plurinacionalista. Aunque solo fuese para resolver ese enigma, el experimento merecería la pena.

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