Le dijo la zorra al busto

La de Gibraltar es una sociedad civil subsidiada que no puede decidir ni siquiera sobre su propio destino

Como informara puntualmente Europa Sur y al modo que una vieja zorra se dirigiría a la inerte figura de un busto sin sustancia, el prófugo Carlos Puigdemont, condenado por golpista y huido de la justicia al más puro estilo del hampa, ha dirigido una felicitación al llamado ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, en los términos siguientes: “Celebramos su lucha por la libertad y la democracia, en clara oposición a los intentos de la dictadura de Franco de socavar su soberanía”. No es tanto el odio forjado en la frustración, que destila hacia su propio país, que es España, lo que me produce un sentimiento de desprecio hacia este sujeto, como su evidente ignorancia. Porque es una ignorancia pervertida. Alimentar la oscuridad del desconocimiento para no sentir vergüenza de sí mismo, es una práctica habitual entre los nacionalistas, pero hay veces en que es tal su dimensión que somos los demás los que nos avergonzamos. ¿De qué soberanía habla este elemento? ¿Pero sabe este ignorante qué es lo que celebra la colonia? Referirse al general Franco como vértice de un prisma que lo envuelve todo, forma parte de la parafernalia de la confusión a que nos tienen acostumbrados los progres y demás desahuciados del pensar, pero insistir en ello a estas alturas y en esas circunstancias convierte el argumento en una ignominia y, como consecuencia, al argumentador en un embustero malversador de la realidad.

Gibraltar es un territorio colonial de naturaleza militar en donde se asienta una sociedad civil subsidiada, absoluta y resueltamente dependiente de la autoridad militar de la potencia colonizadora. Una sociedad civil que no puede decidir ni siquiera sobre su propio destino. No es España quien constriñe la supuesta libertad de los ciudadanos que viven en la colonia, sino el Reino Unido. El falso gobierno que administra lo cotidiano de la sociedad civil subsidiada no tiene, ni de iure ni de facto, capacidades que extralimiten sus funciones ajustadas al marco de lo meramente doméstico. Ningún gobierno español ha intervenido jamás, en modo alguno, en acciones que pudieran afectar a esas funciones. Bien que en ocasiones haya tenido que salvaguardar sus intereses frente a incumplimientos, agresiones y actos contrarios a Derecho generados por el Reino Unido que, no puede olvidarse, ocupa la plaza por haber tergiversado el propósito con el que intervino en un conflicto español interno ajeno a su gobierno.

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