El tema de actualidad es el terrorismo. La Corte Internacional de La Haya ha dado ayer una advertencia a Israel. La respuesta a sangre y fuego del ejército israelí tras el atentado terrorista de Hamas puede ser un genocidio. El Tribunal de la ONU evita exigir un alto el fuego en Gaza, pero ordena al estado judío que tome medidas para evitar el genocidio palestino. Dispone la entrada urgente de asistencia médica o ayuda humanitaria en la Franja y reclama información sobre sus requerimientos antes de un mes.

La interpretación es dispar. Como en España con la amnistía para los ultranacionalistas que organizaron la secesión catalana en 2017. Hay un juez conservador empeñado en acusar de terrorismo a Puigdemont. Y un Gobierno que no para de ceder al blindaje que el independentismo reclama para el jefe del procés. En las enmiendas a la ley de amnistía se ha introducido un concepto, terrorismo que no viole gravemente los derechos humanos, que genera un debate envenenado. El presidente de Castilla La Mancha alerta de que las concesiones a Junts colocan al PSOE en el extrarradio de la Constitución.

García Page expresa una postura que comparte mucho votante socialista. La explica en público porque puede; su perfil le permite una mayoría absoluta en la región. Y lo hace, porque le conviene: atrae voto moderado y hace una apuesta de futuro para cuando llegue el relevo en el PSOE. Sánchez le ha mandado varios cobradores del frac. Santos Cerdán le ha dado un golpe al aire, al preguntarle si sabe qué es terrorismo. El ministro Puente le ha cruzado la cara, afirmando que quien está en el extrarradio del partido es el propio Page. Y el más incisivo ha sido Ábalos que le ha recordado que su rival político bloquea el CGPJ, deslegitima al Constitucional, desprecia al Congreso, subvierte el papel del Senado, espía y falsea informes sobre sus adversarios, corrompe a la policía, acude dopado a las elecciones… “y ahí no se oye tu voz”.

En el PP, jalean a Page. Cayetana Álvarez de Toledo considera al Gobierno cómplice de terroristas. Un moderado como González Pons califica al Tribunal Constitucional como el cáncer del estado de derecho. Y el Gobierno de otro moderado, Moreno Bonilla, envía una circular a los centros educativos de Andalucía pidiendo que el día 30, con motivo del día de la Paz, se reflexione sobre ETA, desaparecida hace 11 años. Con una matanza diaria en Gaza de 250 personas, la Junta de Andalucía podría pedir un debate escolar sobre los derechos en Palestina. Pero el comodín del terrorismo tira mucho.