patrimonio

Un viaje por las 43 almenaras de la comarca

  • Ángel J. Sáez pone en marcha con la Mancomunidad e Imagenta una serie de guías que pretenden divulgar el patrimonio del Campo de Gibraltar, a menudo abandonado

(Pinche sobre el mapa para verlo en grande)

Estamos en el año 1588. La costa del Campo de Gibraltar es un sitio peligroso. Los piratas berberiscos acechan en las calas atraídos por los barcos que atraviesan el Estrecho cargados de mercancías. Por orden del Rey Felipe II, el comendador Luis Bravo de Laguna recorre el litoral y señala los lugares en los que deben colocarse atalayas que Juan Pedro Livadote se encarga de diseñar. Hay que vigilar el mar porque por ahí ataca el enemigo. Una de ellas la ubican cerca del Fuerte de San Diego, en la llamada Punta del Fraile, a un paso de Cala Arena. No sabían que durante 429 años la Torre del Fraile iba a permanecer en su lugar, cumpliendo su cometido. Con la ventaja que le da medir 13,28 metros, situada a 120 sobre el nivel del mar, nunca ha dejado de vigilar su trozo del Estrecho. La entretenida labor le ha permitido sobrevivir en pie pese al paso de los años, a la falta de mantenimiento y a la ignorancia de las administraciones. Es, de largo, la construcción más antigua de Algeciras. Pero, como va camino de los 500 años, tiene achaques y cada vez le cuesta más mantenerse erguida. En 2006 se le desprendió parte de la fachada sureste y destruyó la ventana de acceso y la escalera interior. Tan mal está que el médico avisa de que se muere. El médico no es tal, sino doctor en historia. Se llama Ángel J. Sáez y acaba de poner en marcha una serie de guías sobre el patrimonio monumental del Campo de Gibraltar bajo el impulso del Instituto de Estudios Campogibraltareños que él mismo dirige. Es el coordinador del proyecto y autor del primer libro, para el que ha elegido a la Torre del Fraile y a sus decenas de hermanas repartidas por toda la comarca y más allá. Hay 43. Algunas se adentran en la provincia de Málaga y las que están fuera de los límites del Campo de Gibraltar por el otro extremo, en Barbate y Conil. Pero todas formaban una única únidad de comunicación. Los ojos del Estrecho.

Ángel J. Sáez puso en marcha el proyecto hace cinco años. Se lo explicó al presidente de la Mancomunidad, Luis Ángel Fernández, y le encantó. Lo mismo sucedió cuando se lo contó a Ildefonso Sena, de la editorial Imagenta. Los dos se embarcaron y ayer presentaron la primera guía, que invita al lector a pasar Un par de horas en...Las torres almenaras del Campo de Gibraltar.

El volumen es muchas cosas. Es una herramienta práctica para el turista, el senderista, el estudioso, el estudiante o el simple curioso, que encuentra algo más que un catálogo de atalayas de la comarca. Con rigor científico, pero un estilo divulgativo, Ángel J. Sáez señala las torres, las describe y ofrece datos sobre el estado de conservación de las mismas, su uso actual (algunas se convirtieron en faros) y cómo podrían restaurarse y aprovecharse. Pero, sobre todo, diseña diez rutas para conocerlas. Cinco de ellas a pie, tres en bicicleta y dos en coche que garantizan al visitante "un conocimiento contundente" de una parte tan importante de nuestro patrimonio. El libro está refleto de mapas, fotografías e infografías que lo convierten en compañero de camino, lejos de la estantería. Pero el director del Instituto de Estudios Campogibraltareños no quiere dar a conocer la historia y la realidad de estas atalayas porque sí. Ni siquiera por la aspiración de que se conviertan en parte del atractivo turístico de la zona, que también. Pretende que, a través de conocimiento, se genera una conciencia que permita invertir en su mantenimiento. Que torres como la del Fraile no acaben cayéndose y perdiéndose en los libros de historia. Que sobrevivan para contar cómo fuimos servirá en parte para definir como seremos.

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