Algeciras se ha echado a la calle una vez más para seguir los pasos de ese Jesús que fue cautivo y rescatado por las calles del centro histórico. Desde una hora antes de la salida, el patio de la Asociación de Vecinos La Esperanza y las calles anexas de la capilla estaban repletas de nazarenos y penitentes, pues este cortejo es el más numeroso de la Semana Mayor algecireña. Sin embargo, las promesas que acompañaron al misterio durante todo el recorrido siguieron siendo incontables.

El Señor de Algeciras está recorriendo las calles del centro con su clásico río de promesas, mientras que la Virgen de la Esperanza discurre con brillantez debido a un gran estreno: el bordado en oro de las cuatro bambalinas del palio.

El rito, la regla, la devoción y la penitencia han vuelto a cumplirse. El Cautivo es la imagen cristífera a la que rezaban nuestros padres, abuelos y bisabuelos. En la actualidad, la juventud parece haber tomado el relevo en ese camino en el que confluyen la tradición, el rito y la regla. Incluso, la saeta ha tenido un papel destacado, con voces como David Cordobés o Perico Pañero.