Este Viernes Santo, pasadas las 21:00 horas, en la iglesia de La Palma sonaba la música de la banda que acompañaba la decepción y resignación de los penitentes; que escoltaba la pena de los fieles que desfilaron de vuelta a sus hogares, sin vislumbrar la magnificencia del Yacente a su paso por el centro de Algeciras. Aunque, a pesar de ello, muchos decidieron rendir honores y respeto al Señor en su templo, de donde no pudo salir por segundo año consecutivo.

La lluvia volvió a jugar una mala pasada a la Cofradía del Santo Entierro. El tiempo impidió que Jesús observara el cielo de la ciudad en este 2012, que avistara sus estrellas, que dejara atrás su refugio para atravesar calles y avenidas. Lo mismo ocurrió el anterior Viernes Santo, el de 2011.

Aún así, de nuevo en esta ocasión, la iglesia de la Plaza Alta se convirtió en el centro de atención de una noche ya arreciada. Bajo una tenue luz, los costaleros mecieron sus pasos con elegancia el pasado viernes. Y protagonizaron una emotiva levantá. Mientras tanto, a su alrededor y al resguardo del techo de La Palma, centenares de personas admiraban la fe de toda una Hermandad. Afuera, a las puertas del templo, una multitud se agolpaba para contemplar también las imágenes.

Une escena intensa, enmarcada en un rumor constante, en un rezo continuo. La devoción se palpaba en el templo. Las insignias del Santo Entierro lucían en el altar. El incienso inundaba las capillas laterales. Y la Virgen Santísima de la Soledad lloraba bajo el palio por la muerte del Hijo. Algunos nazarenos tampoco podían evitar que las lágrimas corrieran por sus mejillas.

El reloj marcaba las 21:30 horas y en La Palma se escuchaban las palabras escritas en la Biblia. La hermandad vivía así su Viernes Santo de 2012, a la espera -y con la esperanza- de que el tiempo permita al Señor y a su Madre recorrer en 2013 los recovecos de su ciudad, de su Algeciras.