La muerte tira un dado

Le tocó a ella. Es el azar de una guerra que siembra muertos cada día, entre la indiferencia de los países

Aveces las tragedias y los atentados terroristas adquieren más visibilidad cuando afectan a alguien conocido. Es lo que ha sucedido en la guerra de Ucrania, en el ataque ruso con un misil a una pizzería de Kramatorsk, abarrotada de personas. Entre ellas, había periodistas internacionales y estaba el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. En el atentado terrorista (era un ataque ruso intencionado y guiado por un espía ucraniano que fue detenido) murieron al menos 12 personas, entre ellas tres menores, y hubo decenas de heridos. Es posible que este trágico episodio hubiera quedado pronto en el olvido, si no hubiera estado por medio Héctor Abad Faciolince.

Este escritor colombiano es más conocido en España desde que Fernando Trueba adaptó al cine, en 2020, la novela El olvido que seremos, que Héctor Abad Faciolince dedicó a la memoria de su padre, un médico altruista, que murió trágicamente. La película de Trueba pasó por el Festival de Cannes y ganó un Premio Goya, gracias a lo cual se popularizó la novela de Abad, que llevaba 14 años en las librerías.

En sus declaraciones posteriores al ataque ruso a la pizzería de Kramatorsk, Héctor Abad Faciolince ha dejado una frase lapidaria: “En el momento de mayor alegría, llega la muerte y tira un dado”. Se refería a lo que vivió allí. El escritor colombiano cenaba en la terraza de la pizzería con el político Sergio Jaramillo, la periodista Catalina Gómez y la escritora ucraniana Victoria Amelina, que estaba preparando un libro sobre los horrores de esa guerra.

Según ha contado Héctor Abad, de repente fue como si un trueno alcanzara de lleno el restaurante. Era un misil ruso. Los que estaban en el interior murieron en el acto, o quedaron gravemente heridos. Los que cenaban en esa mesa, en el exterior, cayeron al suelo, heridos, aunque no de gravedad. Excepto una persona, la escritora Victoria Amelina, que siguió sentada, pero había sido alcanzada por una esquirla en el cerebro. Quedó entre la vida y la muerte.

Se preguntaba Héctor Abad: “¿Por qué a ella le tocó una esquirla en la cabeza y a nosotros no?”. Es el azar de la muerte, que juega a los dados, y le tocó a ella. Es el azar de una guerra que siembra muertos cada día, entre la indiferencia de los países civilizados e incivilizados. De vez en cuando, alguien viaja a Kiev, se hace una foto con Zelenski y después vuelve la rutina.

Pero la vida es un regalo que sólo se pierde una vez, y depende de un dado.

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