Pude leer hace unos días, en un conocido medio de comunicación digital de Algeciras, una noticia algo grotesca. Daré gracias a que me pilló apoyado en la pared, ya que del brinco podría haber saltado por el balcón y con este temporal acabado de pleno en Main Street. En resumidas cuentas, la nota de prensa de "copia y pega" daba a entender que el coste por participar en la Semana Santa, por ejemplo el primer año de un nazareno de cirio, venía a salir cercano a los 500 euros entre los diferentes gastos que ocasiona. Corramos un tupido velo sobre el mencionado artículo, ya que finalizaba invitando a los cofrades de nuevo cuño a solicitar un préstamo al 0% de interés en una determinada entidad bancaria privada. Sin comentarios, era precisamente el artículo el que gozaba de 0% de interés para el agradecido lector cofrade.

Respecto al mensaje de fondo que recoge la idea y el concepto del texto, si bien algo erróneo en cifras (por supuesto exageradas), no termina de ser cierto que embarcarse de primeras en una hermandad y pretender salir de nazareno, supone un notable gasto en el día a día de una familia. El abono de la cuota de hermano, papeleta de sitio y la confección del hábito (con las particularidades de cada cofradía: tela, escudo, cinturón, medalla, capirote, etc.) puede ser en muchos casos (en casos de una situación económica complicada) un obstáculo a la hora de dar el paso. Remarcar en este punto que jamás vi a una hermandad que dejase sin salir a una persona por un pago al que no pudiera hacer frente (todo lo contrario, ayudas de todos los colores y estilos).

Pero la reflexión debería ser la siguiente (algo que ya rescato y que ocurre en algunas corporaciones de la ciudad). La existencia, cada vez más de moda en las hermandades locales de un taller de bordado, debería de orientarse como primera necesidad (más allá de bordados y enseres, y sin querer dar lecciones a nadie) que la cofradía contase con un serial de hábitos propios a disposición de hermanos que no pudieran o quisieran costearse los suyos. Bien en régimen de alquiler, bien en régimen de préstamo. Si queremos hacer crecer nuestra Semana Santa, enriquecer cortejos y atraer a más público, facilitar las cosas al "novato" es siempre una buena opción.

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