Cultura

La recreación en Jimena de la Guerra de la Independencia cierra las jornadas

  • Centenares de ciudadanos reviven en el conjunto arqueológico del castillo la defensa de la población autóctona por parte del ejército invasor. Un grupo de actores convierte la ciudad en un parque temático

Una espectacular recreación de un episodio de la Guerra de la Independencia puso ayer el broche de oro a las XVIII Jornadas de Historia y Arqueología de Jimena. Centenares de vecinos se dieron cita poco después del mediodía en el patio de armas del conjunto arqueológico del castillo para presenciar una teatralización de un momento puntual vivido en muchas poblaciones en 1812: la trágica defensa por parte de la población autóctona frente al ejército francés invasor.

No obstante, las primeras escaramuzas tuvieron lugar en el Paseo de la Constitución, donde los actores de la asociación Por la Resistencia de Algodonales, encargados de la actividad, representaron un desfile de las tropas francesas y los primeros enfrentamientos con la población local.

El rugido de la pieza de artillería, un cañón confeccionado en bronce que reproduce fielmente a los empleados por las tropas napoleónicas, los disparos de fusiles, trabucos y escopetas, además del buen hacer de los actores, sorprendieron a los asistentes, quienes tuvieron oportunidad de conocer lo desequilibrado de estos enfrentamientos entre el organizado ejército francés y el pueblo español, mal equipado y sin estrategia. El resultado de las diferentes cargas y enfrentamientos cuerpo a cuerpo daba como resultado, como era de esperar, la muerte de todos los defensores y la victoria de los franceses, en una estampa claramente inspirada en Los Fusilamientos de Goya.

Una vez finalizado este primer enfrentamiento, tuvo lugar el segundo, más importante, en el propio recinto del castillo. En esta ocasión se simuló un asalto francés a este punto, clave para el control de toda la zona, escasamente defendido por vecinos de a pie, bandoleros y personajes característicos de la serranía a comienzos del siglo XIX.

Una vez más, la disciplina y táctica militar del ejército napoleónico conseguía acabar con la resistencia a base de fuego de artillería y descargas de fusiles, para terminar accediendo al patio de la Torre Albarrana para hacer ondear la bandera francesa. Una experiencia teatral única que pudieron disfrutar todos los ciudadanos que se acercaron.

1812

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