Cultura

En la escena del crimen

  • Samuel L. Jackson, Eva Mendes y Ed Harris protagonizan 'Cleaner', original de Renny Harlin

Cleaner -limpiador en inglés- plantea una pregunta inquietante. ¿Qué pasa con las escenas del crimen una vez se han ido los policías y los forenses se han llevado a la víctima? Como decía el viejo anuncio ¿Y esto quién lo limpia? Hay veces que el cine se para a las puertas de temas muy interesantes y no los aborda, como son la recogida de los platos rotos en los asesinatos.

Alguien podrá decir con razón que la figura del "limpiador" ya ha surgido en otras películas. La aireó Luc Besson en Nikita y Harvey Keitel la retomó en el remake americano. Papel que motivó uno de los momentos más descacharrantes del cine contemporáneo, cuando Tarantino, fiel a su máxima de reciclar para mejorar, retomó al actor para encarnar a un peculiar "limpiador"en Pulp Fiction. El señor Lobo, mítico personaje por su vestimenta de gala y por su cuartelero lenguaje irreproducible aquí. Sin embargo, eran figuras del hampa. Su cometido era borrar las huellas de la violencia para que nadie se percatase de lo sucedido y la policía no husmeara. Cleaner habla de otra categoría de estos peculiares obreros, los que se encargar de limpiar la escena de los crímenes "legales", esto es, los que son descubiertos por las autoridades e investigados. Como es lógico, una vez los peritos han acabado su tarea, los familiares de las víctimas no tienen muchas ganas de ponerse a recoger sangre. Y el caso es que no es una ficción de los autores de Cleaner. Estas empresas de macabros servicios existen en Estados Unidos, donde el índice de criminalidad les garantiza buenos ingresos.

La historia se le ocurrió al guionista Matthew Aldrich cuando leyó en algún sitio algo sobre ellas. Descubrió un mundo inexplorado para el cine y con posibilidades dramáticas. De las varias opciones que tenía se decidió por el thriller, un film de intriga ambientado en el mundo de los "limpiadores". Tras encontrar productor le pasaron el guión a Samuel L. Jackson, que estaba buscando una película para debutar como director. Irónicamente, accedió a protagonizarla, pero no a ponerse detrás de las cámaras. A cambio recomendó a su viejo amigo Renny Harlin, con el que había trabajado en Deep Blue Sea y Memoria letal. Harlin es un finlandés emigrado a Hollywood que a primeros de los 90 pareció ser la gran esperanza blanca del cine de acción con su segunda parte de La jungla de cristal y el film de montañismo Máximo riesgo. Pero tras casarse en una aparatosa ceremonia con Geena Davis rodó a mayor gloria de su esposa dos desastres como la citada Memoria letal y La isla de las cabezas cortadas, lo que le redujo a un papel secundario.

Cleaner se preparó como un film de género clásico sin más historias, con guiños a clásicos del thriller. Jackson da vida a un ex policía que ha montado una empresa de "limpieza" de escenas de crimen. Se ha acostumbrado a tanto horror y el dinero que gana lo dedica a criar a su hija. Un día le llaman para encargarse de una casa en un barrio alto, y resulta que se da cuenta que ha hecho de "limpiador" ilegal, pues la policía no tiene constancia de ese crimen. Al estar ya involucrado en la historia, y a petición de la dueña de la casa (Eva Mendes, empeñada en demostrar que es actriz), contacta con su mejor amigo en la policía (el gran Ed Harris, ese secundario de lujo que algún día recibirá el homenaje ) para que le ayude. Claro que esto puede implicar que el pasado del "limpiador", no tan claro como debiera, salga a la luz.

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