Cultura

"No se entiende que el cómic es un lenguaje, no un género ni un medio"

  • El creador defiende la independencia de la historieta y la necesidad de que evolucione con su público original. Hoy acude a la Kursala dentro del ciclo 'Presencias Literarias'

Ahora mismo, anda bregando entre los de siempre. Entre los personajes de la Liga de la Justicia y la segunda parte de Arrowsmith, el personaje que ideó junto a Kurt Busiek y que acaba de publicar su primer recopilatorio. Esta tarde, el dibujante Carlos Pacheco (San Roque, 1962) charlará junto a Juan Gómez Macías en calidad de presencia literaria de la UCA.

-En Las bodas de Cadmo y Harmonía, Roberto Calasso dice que una de las características del mito es que sus historias nunca son iguales. Dioses y héroes son los únicos que viven muchas vidas en una.

-Claro. Precisamente de ahí su durabilidad como mito. Es lo que permite su supervivencia a lo largo del tiempo, con una vida que se reinventa cada tanto a través de distintos exégetas. Si siempre fuera el mismo, llegaría un momento en que se extinguiría. Es lo que ocurre con Astérix o con Tintín. Es imposible que ese personaje transcienda y pase de personaje a mito. Pasar por distintas manos es lo que los hace inmortales.

-También dice Calasso que los héroes griegos comienzan siendo casi divinos, como Hércules, y terminan siendo fatalmente humanos, como Odiseo. Uno diría que es el mismo recorrido seguido por los personajes de cómic...

-Sí, es el proceso que han seguido los superhéroes. Forman una cosmogonía laica americana por el hecho de tener que encajar en una sociedad multireligiosa y multicultural: han de crear nuevos mitos, más allá de los propios de cada etnia. Y eso es lo que hace que estos personajes arraiguen por completo en Estados Unidos. En Europa empezaron a ser populares cuando empezamos a parecernos a ellos, en los 70 u 80. Héroes como Superman y Batman responden al patrón de héroes solares en sentido absoluto. Superman es el dios de la luz y Batman, el del submundo. Hasta Stan Lee no aparece la humanización del héroe. Y personajes como Spiderman dejan de encajar en ese patrón y se convierten en Aquiles. De hecho, a Stan Lee siempre se le tildó como el Homero de este mundo... Lo que Marvel le da a la historieta es precisamente eso: se parte no de Zeus sino de Odiseo.

-Siento curiosidad por saber qué le dijeron cuando soltó aquello de 'Mamá, quiero ser artista'.

-Ojalá sólo hubiera sido eso. Porque el caso es que yo no empezaba de cero sino de menos cero. No existían precedentes: había que salvar la desconfianza del entorno pero también de la empresa. El editor norteamericano se preguntaba quién era ese tipo que vivía tan lejos y farfullaba inglés. Yo entré por la puerta de atrás, cuando se abrió la división británica de la Marvel, en el 93. Ante la proliferación de pequeñas editoriales, Marvel quería invadir las estanterías con su propio universo. Y yo lo que pretendía era aprovechar esa oportunidad.

-Que Watchmen se lleve al cine, ¿es un acto de valor o una imprudencia?

-No, no es una imprudencia: es una inconsciencia. No entiendo la necesidad de las adaptaciones audiovisuales: el cine es un medio suficientemente importante para sobrevivir por sí mismo. Yo no necesito una película sobre Hellboy o 300 para justificarme como individuo. El que quiera saber cómo es Watchmen, que acuda a la historia original. No se termina de entender que el cómic es un lenguaje, no un género ni un medio y que, cuando se cuenta algo a través del cómic, sólo puede ser contando así. Si se transplanta a otro medio, es otra cosa. La manera en que Alan Moore y Dave Gibbons nos cuentan Watchmen no puede ser hecha de otra manera, por su grafismo, por su lenguaje, por su ritmo.

-Aunque los adultos de hoy pueden parecer adolescentes, lo cierto es que no lo son. ¿Cómo hará el cómic para atraer a los lectores de cuarenta años que se aficionaron cuando eran jóvenes?

-Pues esa es la gran pregunta. Mi primo Rafa y yo (por el escritor Rafa Marín) siempre decimos lo mismo. Es como asistir a tu clase de Literatura de instituto una y otra vez. En algún momento, te cansas. El cómic ha de centrar su interés en aquel que siempre ha sido lector y que ahora necesita un producto distinto. Hay un tipo de historieta, moderna y vanguardista, que puede interesarle a algunos pero que no es un producto para el que sí conoce el medio. El lector se acaba cansando y se acaba marchando. Es difícil, porque los factores que hacen que los superhéroes sean lo que son impiden el hecho de que maduren. Habría que incluir historias ajenas a los superhéroes, pero dejar que éstos existan como tales. Por eso quisimos crear a alguien como Arrowsmith y arrojarlo a otro tipo de escenario, innovando con el lenguaje y con distintos usos del medio técnico.

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