Crítica de Cine

Otra comedia fallida de los Coen

¡ave, césar!

Comedia, EEUU, 2016, 106 min. Dirección y guión: Joel Coen, Ethan Coen. Con: Josh Brolin, George Clooney, Ralph Fiennes, Tilda Swinton, Channing Tatum, Scarlett Johansson, Frances McDormand. Cines: Odeón Bahía Plaza.

El peligro de las buenas ideas. Supongo que los Coen debieron desternillarse de risa mientras ideaban ¡Ave César!. Es una idea brillante, divertida, llena de posibilidades a la vez paródicas y laudatorias: contar las miserias y grandezas del Hollywood dorado de los años 50 a través -no solo, pero sí fundamentalmente- del secuestro de una estrella (una especie de Robert Taylor en Quo Vadis?) durante el rodaje de un colosal filme de romanos. Pero por divertida que sea una idea debe convertirse en un guión y este en una película. Desgraciadamente el brillo de la idea se ha debido ir apagando en este proceso hasta que en la película solo quedan sus brasas.

Es que a los Cohen no se les da bien la comedia, ¡qué le vamos a hacer! Pese al prometedor humor loco de su segunda película -Arizona Baby- sus peores obras han sido siempre -salvo El gran Lebowski- comedias: El gran salto, Oh, Brother!, Quemar después de leer y, en el fondo del pozo, Crueldad intolerable y The Ladykillers.

En este caso se trata, junto a Quemar después de leer, de la mejor de sus peores películas. Tienen gracia algunas parodias de los géneros clásicos y mezclar en la trama a los comunistas durante los años de la Caza de Brujas. Tienen también gracia algunas escenas disparatadas, como la reunión con los representantes de distintas confesiones religiosas. Se agradecen los guiños en forma de homenaje y/o parodia a De Mille, Esther Williams, Busby Berkeley, Gene Kelly, George Cukor, Hitchcock o las venenosas columnistas Eda Hooper y Louella Parsons. Los numerosos cameos -poco más son- de grandes estrellas le dan atractivo. Y salva la función un espléndido Josh Brolin haciendo del Michael Landon de Autopista hacia el cielo en la versión cínica y descarnada de un fontanero (en sentido figurado) afanado en arreglar (y si no puede en disimularlas) las meteduras de pata de las estrellas o estrellitas de un estudio.

Pero el conjunto no funciona, la gracia no acaba de contagiarse y Clooney, como siempre, da mal como actor de comedia (el problema es que en el drama es peor).

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