Cultura

"La belleza es, de forma fundamental, lo que nos sostiene, belleza y bondad"

  • La autora barcelonesa recita sus versos escritos y sus poemas visuales en el aula de literatura José Cadalso. Hermes, Leonardo, Tarkovski, Persia, Holan y el caos armónico se asoman a través de su obra

Se podrían echar las horas de un reloj escuchando a Clara Janés (Barcelona, 1940), poeta, novelista, ensayista, traductora y depositaria de mil historias en mil y una noches como aquella de insomnio al norte de Irán. Su voz se oyó algo menos de una de esas horas ayer en el Palacio de los Gobernadores de San Roque, penúltima cita del curso del aula de literatura José Cadalso.

Janés, una cosmopolita de mundos para la mayoría desconocidos, recitó sus versos escritos y sus poemas visuales. No es un juego léxico. La barcelonesa acompañó sus cármenes melodiosos e intelectuales con la proyección de esas obras suyas llenas de lírica, vacías de palabras y huérfanas de rima.

Se observan unas florecillas sobre una roca y ese poema visual se llama Tarkovski porque Janés las encontró junto a su amiga Janine, con la que ha visto todas las películas del cineasta ruso. Cuando se asoma una flor mal fotografiada sobre la que llueven oes, la catalana entona: "Y aquel que bebe agua a la lluvia se remite".

De vastísima cultura, San Roque -no demasiadas personas- recibió la visita de "una de las voces más originales y auténticas de la poesía contemporánea", tal y como la presentó Juan Gómez Macías, gerente de la Fundación Municipal de Cultura Luis Ortega Brú.

"La belleza es lo que nos sostiene, de forma fundamental. Por lo menos a mí. La belleza y la bondad", dijo ella. Para Gómez Macías, Janés realiza esa "búsqueda de la belleza como una búsqueda de la verdad".

Las poesías de Janés -las manuscritas y las dibujadas- contienen física y caos armónico, apelan a Leonardo, muestran a Hermes, contemplan cabras entre castaños, cuentan leyendas persas y lleva una rosa a un calendario hindú "como signo de la fugacidad y lo perpetuo".

Rosas, como las de fuego de Abraham o como tras las que se escondió tres horas Vladimir Holan, el poeta por el que Janés decidió aprender checo. Muchas rosas y muchos pájaros, el Simurg que anida en la obra de una autora "caleidoscópica".

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