arte

Murillo en el contexto internacional

  • La Universidad de Sevilla acoge hasta el jueves el Congreso del IV Centenario, un foro donde medio centenar de especialistas de todo el mundo busca renovar la visión del pintor

"Entre los pintores españoles anteriores a Goya, sólo Velázquez ha recibido una atención crítica más detallada que Murillo pero su historiografía ha conocido tantos vaivenes como el aprecio social de su obra". Con el recuerdo al maestro Diego Angulo, cuya monografía seminal puso arriba en los años 80 a un autor menos investigado entonces que Zurbarán, el jefe del Departamento de Pintura Española (hasta 1700) del Prado, Javier Portús, trazó en su conferencia inaugural Murillo hoy y mañana las líneas maestras del trabajo que, hasta el próximo jueves, medio centenar de especialistas de todo el mundo desarrollará para renovar nuestra visión del artista en el marco del Congreso Internacional del IV Centenario que dirige el profesor Benito Navarrete.

Portús hizo hincapié en la evolución de la investigación científica que ha permitido consensuar un catálogo a cuyo afinamiento contribuyen los estudios relativos a la técnica, el taller y el impacto del artista entre sus seguidores. O los que conciernen a su actividad económica y social, que fue mucho mayor que la de sus colegas, como prueba el caudal de información recogido por Pablo Hereza en su libro Corpus Murillo, una de las aportaciones más valiosas de la efeméride y cuya singularidad es poner el foco en la documentación oficial que se conserva sobre el artista, desmontando numerosos tópicos. Dicha obra, por su interés y novedad, ha agotado su primera edición y ya está en imprenta la segunda.

Para Portús, Murillo es "una encrucijada" donde convergen intereses que trascienden la conciencia local de la Sevilla de su tiempo y un ejemplo de cómo la reflexión histórico-artística está teñida por cuestiones de gusto. "Murillo es un punto de referencia para la identidad colectiva. Su vida y obra está tan connotada como el medio físico donde desarrolló su carrera y a ello contribuyó su temprano éxito internacional, pues muy pronto se localiza obra suya en Flandes, Génova y Madrid". En la actualidad, 95 instituciones de 22 países se reparten 280 obras de Murillo aunque el corpus principal está en su ciudad natal, sobre todo en el Bellas Artes de Sevilla y la Catedral. "La dispersión de su producción comenzó tras su muerte y se haría progresiva, hasta superar incluso la diáspora de obras de Ribera. Desde la muerte del pintor a la Guerra de la Independencia, se dispersan principalmente las pinturas en manos de particulares y Floridablanca llegaría a decretar una orden prohibiendo su salida". En el siglo XIX, Francia y Reino Unido son los mercados exteriores más atentos al canon murillesco, posición que en el siglo XX asume Estados Unidos.

La memoria de la pérdida de las obras de Murillo, "la profundidad de la herida", como la definió Portús, es acuciante todavía hoy en Sevilla aunque el conservador demostró con cifras que salieron muchas más obras de la ciudad por la venta de los particulares que por las incautaciones del mariscal Soult. "Las obras expoliadas en el contexto bélico son hoy el símbolo más duradero de la pérdida. Nuestra idea de patrimonio, que viene de la Ilustración, liga éste con lo público. Es más fácil sentirse despojado por la pérdida de los bienes de la Catedral que por los de colecciones particulares. La venta del patrimonio privado no produce tantos escrúpulos", subrayó.

La dispersión se incrustó en la memoria colectiva junto con otros fenómenos del siglo XIX como las desamortizaciones, el empobrecimiento del país frente a otras naciones vecinas... Como reacción surgieron precisamente los grandes museos como el Prado, que jugarán un papel clave junto con la legislación para cuidar del patrimonio y evitar la enajenación de los bienes. Hoy Sevilla posee sólo la mitad de las obras de Murillo que atesoraba en 1652, medio centenar entre museos e iglesias. "Sin embargo, exceptuando a Velázquez no se da esa cantidad en ninguna otra ciudad", puntualizó Javier Portús.

En las últimas décadas, las nuevas perspectivas económicas en España y la legislación protectora en cuestiones de patrimonio han favorecido el regreso de obras maestras del artista y 12, en concreto, lo han hecho recientemente gracias a particulares atentos a las oportunidades que ofrecían los mercados y las casas de subasta, como ocurre con la Inmaculada de la colección Arango y con el espléndido Joven Gallero de la colección Abelló "que se exhibe en la muestra dedicada a Murillo y su estela en Santa Clara y es el único ejemplo en España de su pintura costumbrista", recalcó. No menos reseñable es el caso de la Fundación Focus y su ejemplar compra del San Pedro en lágrimas a un coleccionista de Reino Unido.

Murillo, como quiere poner de relieve este congreso donde participan conservadores de los principales museos extranjeros, no es sólo un pintor de obras maestras sino también un generador de mentalidades sociales que modela la identidad colectiva. De ahí la importancia, para Portús, de trascender los estudios localistas que también afectaron a la vinculación del Greco con Toledo "porque no es cierto que a Murillo sólo se le pueda entender en su contexto local y regional. Es necesario estudiarlo en un marco más amplio porque el pintor adoptó de un modo muy personal influencias que traspasaban fronteras. Como en el resto de Europa, concibe su arte en términos de transmisión de afectos. Murillo fue el narrador más importante de la pintura española anterior a Goya al lograr que sus personajes se comportaran de un modo natural y verídico, más espontáneo que en otras tradiciones".

Esa condición intrínsecamente narrativa de la pintura de Murillo fue, precisamente, la que hizo que su cotización bajara en momentos en que la crítica artística privilegiaba el drama y el dolor de maestros como Caravaggio y Ribera. "Es un pintor muy complejo y la capacidad de su obra para conmover al público, desde que fue creada hasta nuestros días, es extraordinaria incluso para espectadores de otras culturas como Japón que saben apreciar la conjunción perfecta que se da en sus Inmaculadas entre belleza plástica y contenido devocional", concluyó.

La ponencia de Javier Portús marcó el pistoletazo de salida del Congreso Internacional del Año Murillo, inaugurado oficialmente en el Paraninfo de la Universidad por el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, en un acto presidido también por el rector Miguel Ángel Castro, la directora general de Cultura del Ayuntamiento, Isabel Ojeda, y el director del Cicus, Luis Méndez, espacio donde se desarrolla el resto de las conferencias -que pueden seguirse por streaming en la web www.murilloysevilla.org-. Ayer, entre otros expertos, Manuela Mena, historiadora del arte y conservadora del Prado, y Valme Muñoz, directora del Bellas Artes de Sevilla, disertaron, respectivamente, sobre el Murillo dibujante y sobre la técnica del pintor a partir de la restauración del lienzo El Jubileo de la Porciúncula.

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