Crítica de Cine cine

Descubriendo lo descubierto o inventando la pólvora

Ryan Gosling y Emma Stone en un fotograma de la cinta dirigida por Damien Chazelle.

Ryan Gosling y Emma Stone en un fotograma de la cinta dirigida por Damien Chazelle.

La ciudad de las estrellasHHHHH

Musical, EEUU, 2016, 127 min. Director:Damien Chazelle. Guión: Damien Chazelle. Música: Justin Hurwitz. Fotografía: Linus Sandgren. Intérpretes: Ryan Gosling, Emma Stone, John Legend, Rosemarie De Witt, J.K. Simmons, Finn Wittrock, Sonoya Mizuno, Jessica Rothe, Jason Fuchs, Callie Hernandez, Trevor Lissauer, Phillip E. Walker, Hemky Madera.

¿Cuándo muere un género? Cuando deja de producir en continuidad un cierto número de títulos cada año. ¿Cuándo murió el musical cinematográfico americano? Tras cuatro décadas de oro su crisis se manifestó en los 70 (con el gran Fosse de Cabaret y All That Jazz como último genio del género, New York, New York como rareza y El violinista en el tejado y Grease como últimos éxitos millonarios); y su agonía -cada vez con menos títulos- se consumó en los 80 (Fama, Annie y The Blues Brothers en 1980, Pennies from Heaven en 1981,¿Víctor o Victoria? en 1982, Corazonada en 1983, La tienda de los horrores en 1986…). ¿Y después? Poca cosa… Salvo Moulin Rouge, la bellísima Todos dicen I Love You, tal vez Mamma Mía! y la pedantería de Bailar en la oscuridad para quien le guste, las pocas adaptaciones de éxitos escénicos o remakes fueron mediocres (Evita, El fantasma de la ópera, Hairspray, Los miserables, Sweeney Todd) o desastrosas (Chicago, Charlie y la fábrica de chocolate), quedando reservado lo único interesante a la animación.

El éxito de La ciudad de las estrellas, su premio en Venecia, sus 11 nominaciones Bafta y sus siete Globos de Oro que la convierten en favorita para los Oscar no garantizan que el género vaya a resurgir. Es más, esta bonita película no mira hacia el futuro ni abre caminos, es como un encantador monumento funerario al género o un memorial de la nostalgia en el que se recogen y homenajean los estilos de Donen y Minnelli (con alusiones directas a los ballets en estilizados decorados de Cantando bajo la lluvia y Un americano en París) y sobre todo los musicales del Jacques Demy de Los paraguas de Cherburgo y Las señoritas de Rochefort -es especialmente notable la influencia musical de Michel Legrand en su banda sonora- y del Coppola de Corazonada. Por eso sorprende la exagerada cascada de premios que le ha llovido (y le lloverá) como si le hubieran tocado en una tómbola. Parece que nadie tiene memoria del cine, que nadie ha visto las películas de Donen, Minnelli, Demy y Coppola en las que se inspira, a las que homenajea y -digámoslo todo- a las que copia. Ninguno de sus números musicales supera y ni tan siquiera iguala a sus referentes.

Comprendo que quien no conozca los números Arrivée del camionneurs de Las señoritas de Rochefort, There's Gotta Be Something Better Than This de Noches en la ciudad (fusilado en el de las compañeras de piso al poco de iniciarse la película), Broadway Melody de Cantando bajo la lluvia, Our love is here to stay de Un americano en París o Girl Hunt Ballet de Melodías de Broadway 1955 -todos aludidos con mayor o menor fortuna- se queden con la boca abierta. Pero es una exageración considerar una obra maestra del musical esta simpática película que arranca y termina con dos muy buenos números musicales pero es solo amable en su largo metraje de casi dos horas que no ofrece más que otro par de números interesantes, desfallece un par de veces en larguísimos diálogos y cae en obviedades como la escena del planetarium mitificado por Rebelde sin causa (a la que se prologa con imágenes de la película de Nicholas Ray, tal vez sospechando que el público no lo reconozca a causa de esa amnesia que parece afectarle a él y a la crítica). En estos tiempos sin memoria es más fácil sorprender y triunfar. Damien Chazelle lo ha logrado gracias a su valor -porque la película va contracorriente de las modas- y a su habilidad para homenajear/copiar dando la sensación de que está haciendo algo original. Es como si cada viajero que bajara del avión en un aeropuerto americano empezara a gritar "¡tierra!" creyéndose Rodrigo de Triana y Colón a la vez. Lo sorprendente es que los críticos y la industria también lo griten. A quien le haya gustado, que vea sus referentes. Y quien quiera gozar con originales recreaciones del musical clásico, que vea Corazonada y Todos dicen I Love You.

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