Hemos escrito aquí hasta la saciedad que la carrera de la animación digital es posiblemente el ámbito de producción más fascinante y creativo en el Hollywood de hoy. La competencia feroz por el trozo más jugoso del pastel de la taquilla entre Pixar-Disney, Dreamworks o Fox-Animation no ha hecho sino disparar el ingenio de los informáticos, diseñadores y creativos de efectos especiales, que se superan una y otra vez en su desarrollo de texturas, volúmenes o colores puestos al servicio de una renovada galería de animales antropomorfizados instalados ya para siempre en un universo paralelo que sigue rescribiendo los viejos cuentos y sus moralejas para un público menos ingenuo (y estúpido, todo sea dicho) al que se ha elevado considerablemente la edad potencial en una obligada operación comercial que tiene que contentar a un espectro cada vez más amplio de espectadores, no sólo ya de padres e hijos, sino también de adultos y adolescentes nostálgicos.

Se entiende así que Kung Fu Panda esté diseñada argumental y estéticamente a partir de referentes muy reconocibles de la cultura y el cine popular tales como Karate Kid, La Guerra de las Galaxias o, sin irnos tan atrás en el tiempo, Matrix o Kill Bill, de Quentin Tarantino (seguro que me dejo más en el tintero), títulos que conviven, se hacen guiños unos a otros y se entremezclan con socarrona ironía bajo las deslumbrantes texturas digitales de una cinta que, al margen de sus divertidos efectos-ralentí, su humor paródico o de sus constantes gags visuales, se convierte en un auténtico festín para los ojos con su paleta de colores, fondos, formas, torsiones del espacio, despliegue de puntos de vista y vertiginosas ascensiones y caídas el vacío.

Que en el fondo de todo ello siga latiendo la moraleja bienintencionada y la lección de vida en el tránsito de la iniciación, reelaborada aquí paradójicamente a partir de las logradas figuras de un orondo y patoso héroe del pueblo y de su escueto maestro de kung fu, no resta un ápice de valía a una película-fiesta en el más gozoso sentido de la palabra.