Cultura

Los Alcornocales saca a relucir su tesoro rupestre

  • El parque natural alberga un centenar de abrigos con pinturas de los primeros pobladores · El abate Henry Breuil estudió in situ el legado a principios del XX

Las pinturas rupestres se han convertido en la mejor excusa para adentrarse en el parque natural de Los Alcornocales. Los tesoros prehistóricos localizados se encuentran en las abundantes cavidades formadas por corrosión y acción eólica en la arenisca silícea de las sierras que caracterizan el paisaje campogibraltareño. En el inmenso paraje se conocen más de un centenar de yacimientos con pinturas y grabados con secuencias cronológicas que se extienden desde el Paleolítico hasta finales de la Edad de Bronce.

El espacio geográfico con innumerables valores ambientales e históricos está situado en un lugar privilegiado, en el entorno del Estrecho de Gibraltar influenciado por dos mares y dos continentes que originan un bosque mediterráneo, antiguo y casi mágico que en algunos hábitats se mantiene actualmente como en las primeras edades de la tierra.

Un par de aventureros del Campo de Gibraltar se ha propuesto dinamizar este legado bajo el lema Conocer para proteger. José Antonio Gutiérrez como guía ha trabajado diversos itinerarios que tienen muy en cuenta la problemática de la protección de los abrigos y la vulnerabilidad de los parajes donde se encuentran ubicados. Aunque el objetivo fundamental es la divulgación y la puesta en valor del patrimonio artístico, el guía y la historiadora Rocío Grau destacan el enorme interés de la flora y fauna que lo rodea. Conscientes de las agresiones sufridas en importantes abrigos y de que el público en general puede crear problemas de masificación, el propósito no es otro que evitar el mal uso de los equipamientos, las visitas incontroladas que producen perturbaciones en el entorno, el vandalismo que daña las pinturas o la generación de basuras. En definitiva, ambos esperan que las rutas demuestren la trascendencia del arte rupestre como activos del desarrollo y sobre todo, que sirva para concienciar a quien proceda de la necesidad de tomar medidas para su protección. Grau, especializada en Arqueología, desvela que ha enviado información a las universidades Hispalense, Complutense y Autónoma sobre la iniciativa.

Durante la primera década del siglo pasado la repercusión internacional de los primeros descubrimientos de arte rupestre en La Janda motivó la llegada del padre de la prehistoria a estas tierras, el abate Henry Breuil. Con su equipo, ayudantes locales y la inestimable ayuda del coronel William Verter -personaje excéntrico residente en Gibraltar y verdadero conocedor de lo pintoresco del paisaje y gentes de las sierras de la comarca- estudiaron la orografía gaditana y publicaron el resultado de sus investigaciones en Rock Paintings of Southern Andalucía, corpus fundamental y aún no mejorado sobre el arte rupestre gaditano que contó con el patronazgo del príncipe Alberto I de Mónaco.

Aunque la mayoría de las pinturas presenta similitudes con el arte esquemático, la imprecisión que define este periodo pospaleolítico tiene como resultado el carácter excepcional de las diferentes técnicas, estilos y temáticas de los abrigos gaditanos. El tajo de las Figuras y los abrigos de Sierra Momia son considerados los más importantes por el número, calidad y diversidad de épocas representadas. Su muestrario de la avifauna de la antigua laguna de La Janda la convierten en una de las joyas del Arte Prehistórico español.

Los tajos de Bacinete poseen un emplazamiento mágico religioso. Junto a las pinturas hay tumbas antropomorfas donde se llevaban a cabo ritos relacionados con la preparación de cadáveres y posterior enterramiento. En La Laja Alta de Jimena, la presencia de embarcaciones fija el marco de la primera escena naval documentada de la historia de occidente.

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