La Línea

Pacheco no se intimida y quiere volver a los ruedos "en quince días"

  • El novillero de La Línea se recupera de la cogida que sufrió el domingo en Las Ventas y espera volver a casa esta misma semana.

El novillero linense Miguel Ángel Pacheco sobrevivió el pasado domingo a una estremecedora cogida en la plaza de toros de Las Ventas, en Madrid. Una herida de 25 centímetros en el muslo de su pierna derecha –con infinidad de desgarros musculares pero que no afectó a las arterias– da fe de que la tragedia estuvo más cerca de lo que parecen señalar las notas de agencia. Fue intervenido en la enfermería del propio recinto y más tarde desplazado al hospital San Francisco de Asís. No habían pasado siquiera veinticuatro horas desde que se produjo el incidente cuando el discípulo de Juan Carlos Landrove restaba importancia a lo sucedido y se mostraba tajante: “En quince días tengo que estar otra vez dando guerra”.El sueño de Miguel Ángel Pacheco de llegar a lo más alto del escalafón de la tauromaquia ha sufrido una interrupción, un paréntesis, pero sólo eso. Las sobrecogedoras escenas de la cogida que sufrió cuando lanceaba a su segundo en la novillada del pasado domingo en Madrid no han conseguido intimidarle. Más bien todo lo contrario. Ahora sólo piensa en volver a vestirse de luces y confía en que Las Ventas le concederá esa segunda oportunidad que entrega a todos los que abandonan el ruedo camino de la enfermería.El parte médico emitido por el doctor Máximo García Padrós, que le intervino, explicaba que había sido operado de una “herida por asta de toro en tercio medio de la cara interna del muslo derecho, con una trayectoria hacia arriba de 25 centímetros que produce destrozos en el músculo vasto interno y contusiones en el paquete vásculo-nervioso”.Pacheco, que acudió a su primera cita en la plaza madrileña vestido de carmín y oro, no tuvo suerte con los aceros en su primero, pero literalmente se jugó la vida, esperando a su enemigo a la puerta de toriles y arriesgando en cada lance, lo que le mereció el reconocimiento del público. Eso acabó por pasarle factura en su segundo, a pesar de que desde el callejón le advirtieron en varias ocasiones del peligro que tenía el novillo de Los Chospes, uno de los cuatro descastados que salieron al ruedo.“Estoy bien, aunque todavía siento un dolorcillo, pero nada...”, explicaba a mediodía de ayer el novillero desde la clínica San Francisco de Asís, que espera abandonar en cuanto puedan ser retirados los drenajes.“Miedo no he pasado, en el momento lo pasé mal, pero pronto me metieron para la enfermería y después ya estaba en manos de los médicos y siempre estuve tranquilo”, repasa.“Recuerdo que el novillo se arrancó por la derecha y no me dejó sitio”, lamenta. “Es verdad que me había avisado, pero tenía que jugármela, estaba en Madrid”.“Estoy tranquilo y lo que quiero es estar cuanto antes en La Línea y poder volver a ponerme delante de un toro”, dice con una rotundidad que impresiona. “Yo no estoy dispuesto a estar parado más de dos semanas, tengo muchas ganas de estar toreando”.

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