Gibraltar

Un referéndum con resultado incierto

  • A un mes de la consulta que decidirá el futuro británico dentro o fuera de la Unión Europea, partidarios y detractores recrudecen sus mensaja para convencer a los indecisos

Los electores británicos deberán responder a través de un referéndum el 23 de junio si desean permanecer o salir de la Unión Europea (UE). Las encuestas auguran un resultado muy ajustado. En las últimas semanas, nada hizo girar la aguja de la balanza hacia una u otra posición pese a un bombardeo permanente de "datos concretos". Ni siquiera la intervención del presidente estadounidense, Barack Obama, que durante su reciente visita a Londres se manifestó claramente a favor de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea.

Entre los más férreos defensores del permanecer dentro del bloque europeo se encuentra el primer ministro David Cameron, quien advierte especialmente de las consecuencias económicas que conllevaría un brexit. Quien vote por la salida del Reino Unido, vota "potencialmente por una recesión", asegura Cameron. Cada hogar perdería anualmente 4.300 libras (6.100 dólares), según estimó el ministro del Tesoro británico, George Osborne, días atrás.

Por el contrario, los partidarios de la salida de la UE, entre ellos el ex alcalde de Londres Boris Johnson, hablan de alarmismo. Johnson repite casi a modo de mantra cuánto dinero debe pagar el país anual, mensual y diariamente como miembro de la UE y lo que se podría hacer con él. Al mismo tiempo, insta a que Reino Unido vuelva a controlar sus fronteras, lo que para el ex alcalde significa: no permitir más el acceso irrestricto de ciudadanos de la Unión Europea.

Ambos bandos argumentan con la ayuda de expertos. Algunos proclaman que una salida de la Unión Europea significará el final de Londres como plaza financiera, mientras que otros opinan que los bancos podrían funcionar mucho mejor sin las regulaciones molestas de la UE.

Cuanto más se acerca el 23 de junio, más vehementes son las voces.

Johnson incluso llegó a decir estos días que la UE está intentando unificar el bloque bajo una sola "autoridad" como también pretendió en su día el dictador nazi Adolf Hitler. Cameron, en tanto, advierte que el jefe de la milicia terrorista Estados Islámico (EI) se alegraría de una salida del Reino Unido. Ambos cosecharon enorme polémica con sus comentarios.

También en Bruselas aumenta el nerviosismo. Europeos convencidos no solo temen que un brexit pueda traer una pérdida económica y diplomática, sino que la situación conduzca a un posible efecto dominó.

"No puedo descartar que la salida británica pueda generar un deseo así también en otros países", admitió recientemente el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Por eso, a puerta cerrada, ya se discute cuál sería la manera más eficaz de evitar la salida de otros países miembro de la UE. Una posibilidad sería poner al Reino Unido como un ejemplo negativo.

En caso de una salida, los británicos deberían negociar el acceso al mercado único europeo y su futura relación con la UE. Esta a su vez podría incrementar fuertemente los costos que tenga para el Reino Unido el salir del bloque y demostrar que con la UE no se juega.

Sin embargo, también surgen dificultades incluso si los británicos votan a favor de quedarse. Para evitar una salida, los demás países del bloque prometieron hacer concesiones, por ejemplo recortar las prestaciones sociales para los ciudadanos de la UE en el Reino Unido.

Pero la pregunta central es: ¿Qué pasa si en el futuro otros países intentan presionar con su salida de la UE para obtener beneficios nacionales?

Hay distintas opiniones en Bruselas sobre si la UE se posicionó correctamente en la campaña electoral británica. Por un lado, en los últimos meses se transmitieron febrilmente todos los argumentos que pueden servir como munición pesada en contra de una salida. Por otro, casi ninguno de los líderes de la UE se atrevió a participar activamente en la campaña electoral británica.

Parece que el miedo a cometer errores es demasiado grande. Ante la pregunta de si pensaba viajar a Londres antes del referéndum, Juncker respondió estos días con una clara negativa. "La Comisión Europea es aún más impopular en el Reino Unido que en Alemania", se excusó.

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