Feria de Algeciras

Pastora se pone a los pies de su apellido artístico

  • La pregonera hilvana con arte sus recuerdos y hace que la música sea protagonista

El pregón de la Feria Real mezcló arte y emoción a raudales. La protagonista, Pastora de Algeciras, puso su ciudad por las nubes y arrancó aplausos a un auditorio entregado. Pastora hilvanó un pregón que como ella misma reconoció nace de las costuras del alma y del amor por su pueblo. La música fue parte importante y por eso quiso estar en el escenario con Antonio Perea a la guitarra con el magistral toque de Salvador Andrades y la gracia y el duende del baile de Macarena Andrades y David Lozano. "Les juro por mi vida que las nueve letras que me han acompañado a lo largo de mi existencia han supuesto lo más grande que me ha podido pasar: nacer en una tierra bendita por Dios, y que me ha dado lo mejor de lo mejor: mi familia, mi gente, mi carrera, y en esta noche calurosa de junio, el más inmenso honor que jamás pensé que me podía corresponder, pregonar nuestra Feria Real".

Pastora no se olvidó de su padre de su vinculación con la feria. Asimismo, dedicó unas cariñosas palabras al alcalde, José Ignacio Landaluce, y a la edil de Fiestas, Juana Cid. La pregonera hiló sus recuerdos con las ferias de tiovivo, de barracas de tiro al blanco, del carro de las patás y de tratantes de ganado. "Eran ferias del paseo hacia la plaza de toros de La Perseverancia, con parada obligatoria en el Café Piñero, lugar de reunión y tertulia de los aficionados", detalló llevando al público de la mano por donde ella quería. Bulerías de la Paquera de Jerez, su actuación en El Cortijo de los Juncales, la copla y hasta seis temas fueron la banda sonora del pregón. Los toros también necesitaron una parada y es que a los ojos de una enamorada de su feria todos los recuerdos son pocos.

"Llega el momento de la despedida, pero antes permítanme que les cuente algo. Hace no mucho rato que he hablado con aquella niña de ojos negros que cantó en La Guarnición, y me ha pedido que les diga que cada mañana que se despierta, da gracias al Cielo por ver un nuevo día en esta bendita tierra algecireña, y por seguir teniendo a su lado, aunque ya muy viejecita, a aquella madre que le almidonaba el vestido que estrenaba para la feria, y en cuyos ojos cansados se sigue reflejando amor, amor infinito y eterno", dijo embargada por las lágrimas.

Además de su madre, Pastora agradeció a Dios haberle dado un compañero maravilloso y a cuatro hijos que son la alegría de su vida y su razón de ser. El pasodoble Novia del Sol fue la guinda a un pregón que nació del corazón de esta algecireña con mayúsculas y que todo el público coreó.

Los hijos de Pastora quisieron darle una sorpresa y subieron al escenario. Uno de ellos le cantó y se llevó un aplauso más que merecido. Luego su nieto no se quiso quedar atrás y se arrancó con la ayuda de su abuela con Ese toro enamorao de la luna. De libro.

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