España

"Seguiré llevándole a Zapatero mis dos latas de anchoas"

  • El jefe del Ejecutivo cántabro ve "de risa y una patochada" que la "sesuda" alcaldesa de Valencia haya equiparado sus obsequios con los trajes recibidos por Francisco Camps

Miguel Ángel Revilla (Cantabria, 1943) es un político fuera de lo común, la prueba está en que no se mueve en coche oficial sino en taxi, va sin escolta, y en lugar de los clásicos regalos institucionales reparte anchoas del Cantábrico. Por si la industria de las conservas no tuviera fama suficiente, Rita Barberá le ha dado un buen espaldarazo en pleno caso Gürtel con eso de que da lo mismo recibir cuatro trajes de balde que dos latas de anchoas. Si hay alguien que puede alardear de que ha sacado algo gratis de todo este asunto ése es Revilla, con una fenomenal promoción de su tierra por la cara.

-¿Qué diferencia hay entre recibir unos trajes y que te regalen dos latas de anchoas?

-Parece cómico. Al principio no daba crédito porque no pensé que una persona sesuda, alcaldesa de una población tan importante como Valencia (Rita Barberá), pudiera decir semejante patochada. La diferencia entre vestirse por la cara, además negándolo y con nocturnidad, e ir con dos latas de anchoas y una bolsa de regalo, es que lo que yo hago forma parte de un regalo institucional consignado presupuestariamente. El año pasado vino Jimmy Carter, y le di unas anchoas, vino también el ex primer ministro de Francia, Lionel Jospin, y le di un queso de Tresviso, lo que hago es absolutamente legal. Por Navidad mando siempre un par de latas de anchoas y un queso a Camps, a Rajoy, a Zapatero, al presidente de la Junta de Andalucía... La comparación con los trajes es de risa cuando son además las empresas las que me mandan las anchoas para que las anuncie, forma parte de mi trabajo promocionar los productos de Cantabria. A mí, que soy un modelo de austeridad, que me comparen con los trajes es ridículo, una risa. ¡Pero es que una lata de anchoas vale 20 euros! Barberá me ha hecho una propaganda extraordinaria.

-El fondo de esa comparación es si se debe concretar el valor de un regalo en la ley. ¿Está a favor de que se regule qué regalos son cohecho y cuáles no?

-Hay regalos y regalos, porque no es lo mismo una pluma estilográfica que una lata de anchoas. Si el día de mañana no se pudieran hacer regalos seguiría teniendo mis atenciones con mis amigos, aunque fuera de mi presupuesto. Esto es algo que entra dentro de la tradición, lo otro es una chorizada que no tiene comparación.

¿Habría que investigar todos los regalos que reciben los dirigentes políticos?

-Eso sería una cosa de locos. Estoy seguro de que cuando Rita Barberá va a un sitio algo le regalarán, algún detalle. La mayoría de los regalos que nos hacen a nosotros están aquí, en un archivo. Ahora, si cuando voy a Liébana (Cantabria) me regalan un queso, ¡pues me lo como! ¿Qué voy a hacer?

-¿Le han regalado alguna vez un traje?

-¡En mi vida! Con esos trajes me visto yo diez años, no se me pasaría por la cabeza aceptar un traje.

-¿Lo rechazaría entonces?

-Cuando asistí a la boda de los Reyes y se enteraron que iba a alquilar un frac, la asociación de sastres de Cantabria dijo que no consentiría que el presidente llevase un traje usado, y decidieron regalármelo. Al final me obligaron a comprarlo, pagué por él 125.000 pesetas, y luego lo subasté para la construcción de un pozo para unos niños de Malí.

-¿Es habitual entre los políticos que se regalen trajes?

-A mí nadie me lo ha ofrecido, salvo aquella ocasión, en la que lo acabé comprando, pero de estas cosas no hablo con nadie.

-¿En función de qué acepta un regalo: del tipo de obsequio, del precio, o de si proviene de un particular o lo hace de una institución?

-Es muy importante saber qué tipo de relación hay para aceptar un regalo, si es de cierta cuantía y procede de una empresa con la que tienes algún tipo de relación, o sobre la que vas a tomar alguna decisión. Eso está en la moralidad de cada uno, alguien honrado sabe qué aceptar y que no, sabe lo que es un detalle que practicamos con la familia y los amigos y lo que es vestirse por la cara o trincar dinero. El problema no está en estas chorradas sino en otros temas mucho más gordos que son los que desprestigian a la clase polític. En resumidas cuentas, voy a seguir llevándole al señor Zapatero mis dos latas de anchoas.

-¿Cómo afectan los casos de corrupción a la credibilidad de los políticos?

-A mí me desmoraliza muchísimo porque afecta muy negativamente. Es uno de los temas que hacen que se generalice injustamente la opinión de que todos son unos chorizos, lo cual es gravísimo. El delito que comete un político tendría que ser castigado con más severidad.

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