El CF Villanovense recibe mañana en el mejor momento de su temporada a la Real Balompédica. Los serones enlazan seis jornadas sin conocer la derrota, han encajado sólo dos goles en ese periodo y si no están más cerca de la cuarta plaza que ocupan los albinegros -de la que le separan sólo dos puntos- es porque sus delanteros no han encontrado puerta aún. El equipo extremeño ha echado mano del carisma de la gente de casa que habita en el vestuario para revertir una situación inicial que muchos achacaban a la diáspora protagonizada por futbolistas destacados del pasado curso.

El Villanovense afrontaba la temporada con la losa que siempre supone haber jugado la liguilla en la andadura precedente. Un buen puñado de futbolistas de los que Manolo Sanlúcar (que también emigró) había reunido para acabar en la zona alta recibieron ofertas irrechazabales y recaló en equipos punteros del grupo IV y de otros. A partir de ahí el conjunto de Villanueva de la Serena ha pasado por el inevitable periodo de adaptación.

El Villanovense pareció tambalearse tras perder en la segunda (0-2 ante el Granada B) y tercera jornadas (2-1 en la visita al filial de Las Palmas) -y de caer eliminado en la Copa a manos del Lorca Deportiva- pero desde entonces no sólo no conoce la derrota, sino que ha sumado 10 de 18 puntos posibles, lo que le convierte en el quinto mejor del grupo en ese periodo, en el que además es, junto a la UD Melilla, el que menos goles ha encajado (2).

Buena parte de esa mejoría tiene que ver con la aportación de un grupo de jugadores de la casa -o ya asimilados por el tiempo que llevan en el vestuario- que son santo y seña de esa entidad en los últimos años: Javi Sánchez, Espín, Tapia (hijo del presidente), el exalgecirista Carlos Andújar, el exbalono Curro... Alguno de ellos estuvo incluso en el anterior gran éxito del club, con el ahora balono Julio Cobos en el banquillo.

También es cierto que varios de los refuerzos llegaban con excelente carta de presentación: el joven Diego Díaz (Extremadura), Annunziata (Caudal) o el lateral diestro Óscar Arroyo (que pertenecía al filial del Valladolid), por poner sólo algunos ejemplos.

A sus numerosas virtudes como equipo el Villanovense suma las reducidas dimensiones del terreno de juego del Romero Cuerda, que suele atragantársele a los rivales.

El partido de mañana tiene, además, una connotación especial y es, como ya queda dicho, el regreso de Julio Cobos a la que fue su casa durante dos años para dirigir a la Balompédica ante una afición que le idolatra. Basta ver los mensajes que se agolpan esta semana en las redes sociales para comprobarlo.

Varios medios extremeños se han hecho eco en los últimos días de este hecho y alguno incluso ha deslizado que es probable que el número de aficionados aumente sólo por la presencia de Cobos.

De cara al partido con la Balona el míster recupera a Allyson -ausente las dos últimas jornadas- y a Javi Sánchez, que cumplió partido de sanción en Lorca, donde fue relevado por Espín, que aún está cogiéndole el ritmo a la competición después de un largo periodo ausente como consecuencia de una lesión. Es duda Xavi Annunziata.