betis b-real balompédica linense

Visa para un sueño

  • La Balona logra un triunfo imprescindible sobre el colista que le reengancha a la pelea por la liguilla, ahora a tres puntos Los albinegros desperdician la oportunidad de golear y sufren media hora con diez David Hernández anota los tres goles visitantes y es el 'pichichi' del grupo

Árbitro: Javier Iglesias Villanueva (Galicia). Acertó en todas las decisiones trascendentes del partido, aunque en la segunda mitad tiró algo para casa.

Tarjetas: Amarillas a los locales Álvaro Tejedor (1'), Nono (36') y a los albinegros Ezequiel (27'), Alberto Merino (44'), Rafa Villén (57') y Carlos Guerra, a éste en dos ocasiones (40' y 59'), por lo que fue expulsado.

Goles 0-1 (1') David Hernández al transformar un penalti. 0-2 (11') David Hernández aprovecha un envío de Mario, en una segunda jugada tras un córner. 1-2 (41') Ariday, también de penalti. 1-3 (44') David Hernández se marcha en velocidad tras recibir un pase de Ezequiel y bate a Antonio Ayala. 2-3 (89') Álex Alegría cabecea ante la pasividad de la defensa y el portero una falta botada por Nono.

Incidencias: Encuentro de la trigésimo sexta jornada del grupo IV de la Segunda B, disputado en la Ciudad Deportiva Luis del Sol de Sevilla ante unos 600 espectadores, unos 200 llegados desde La Línea. Mañana de mucho calor.

Al más puro estilo Balona: sufriendo innecesariamente y haciendo sufrir. La Balompédica logró ayer, después de cinco semanas sin rascar bola, un triunfo tan agónico como valioso en el campo del colista, donde primero mereció arrasar y después acabó poniéndose en manos del larguero, que decidió aliarse con los forasteros. Por encima de todo el equipo de La Línea sumó tres puntos que le mantienen, con apenas cinco jornadas por disputarse, a tiro de partido de las cuatro primeras posiciones. Lo que para muchos es un objetivo y que en realidad debería ser considerado un nuevo milagro, sobre todo si se analiza con detenimiento la inexperiencia de la mayoría de los que acabaron ayer en el césped. Una meta a la que, si llega, será gracias en gran medida a la aportación del incombustible David Hernández. Tres goles más ayer. Dieciocho en la Liga han hecho falta para que el público, por fin, coree su nombre. No en vano es el nuevo 'pichichi' del grupo IV.

La Balona cambió, por mor de sus propios errores, lo que se antojaba un paseo militar después de su exhibición del primer tiempo por una agonía insoportable, de esas que mandan a los suyos al servicio de urgencias. Un partido que, por su desarrollo, recordó peligrosamente al derbi sevillano del viernes. Con la diferencia de que ayer el último cabezazo de los verdiblancos se encontró, hasta por dos veces, con Javi Gallardo haciendo de improvisado guardavallas y aliándose con el larguero. Justo después sonó la campana. Pocas veces mejor empleado el término.

El conjunto albinegro (ayer sólo negro) se colocó por delante en el marcador cuando el cronómetro apenas había superado el primer minuto. Tejedor interceptó con la mano un centro de Salvi y el árbitro decretó pena máxima. Transformada por ¿quién si no? David Hernández.

El tanto noqueó a los de Óscar Cano y la Balona, que había salido con el cuchillo entre los dientes, desperdició la primera en el minuto cinco, pero poco despuésMario (que cuajó su mejor partido como balono) encontró a David Hernández dentro del área. Y ya se sabe lo que sucede en esos casos: 0-2.

Los de Escobar, haciendo oídos sordos al asfixiante calor, presionaban arriba como posesos, con un trabajo envidiable de Ezequiel en una segunda punta, una demarcación en la que no es en absoluto frecuente. Por no hablar de Bello, que a pesar de no haberse podido entrenar durante la semana, se vació literalmente.

El monólogo balono no encontraba fin y el 'nueve' la volvió a tener en el 39', pero ésta no acertó. Seguramente porque si las metiera todas no jugaría en la Balona.

Cuando más controlado tenía el partido la escuadra de Escobar llegó la primera chiquillada de Carlos Guerra, de esas que comete cada temporada y que no queda otro remedio que perdonarle. Llegó tarde al borde del área y derribó a Isaac cuando ya había traspasado la línea. Un penalti que Ariday, a pesar de que Mateo estuvo cerca de abortar, acabó convirtiendo en el 1-2 (40'). El filial verdiblanco marcó en su primera intromisión en el área, que también es para hacérselo mirar.

Justo antes del intermedio y después de una decisión polémica del colegiado a favor de los balonos, David Hernández (sí, sí, otra vez el mismo) hizo buena una magnífica asistencia de Ezequiel entre las injustificadas protestas de los de casa y con una frialdad exquisita acertó con el marco (1-3).

La Balompédica, que ya tenía medio partido en el bolsillo, pudo y debió sentenciar en el arranque de la segunda mitad. Y un poco más y acaba pagando muy caro no haberlo hecho. Salvi, que se dejó ver mucho más que una semana antes, estrelló un disparo en el palo (59').

A renglón seguido Carlos Guerra metió la mano donde no debía, vio la segunda amarilla y dejó a su equipo con uno menos con media hora por delante... y un calor de narices.

Escobar recompuso líneas. Retrasó a Alberto Merino al eje de la zaga y compuso el pivote con Ezequiel e Ismael Chico. El Betis B se echó en manos de un Nono que no es para nada extraño que cuente para Pepe Mel y empezó a acorralar a un rival con un banquillo tan imberbe que casi no era un recurso.

Para colmo, a los albinegros empezó a encendérseles la luz de reserva, con algún agarrón de gemelos incluido, lo que por otro lado no era extraño, porque correr habían corrido lo suyo. Todos, no como otra veces.

En el 66' Ariday se quedó solo delante de Mateo, pero cruzó en demasía. A la vuelta de la jugada Joe, envalentonado, hizo de extremo y encontró a David Hernández, cuyo remate buscaba la escuadra cuando apareció la mano de Ayala (77'). Paradón.

La Balompédica se atrincheró atrás, mitad porque no le quedaba otra, mitad porque confiaba en que la renta era suficiente. Pero en el 89' Álex Alegría cabeceó un golpe franco botado por Nono (otra a balón parado) y metió el miedo en el cuerpo.

Lo que quedaba se transformó en una angustia inacabable que Juan Ayala pudo ahorrarle a la parroquia linense, pero en inmejorable posición golpeó mal, directamente fuera.

La Balona, exhausta, suplicaba el final y el filial vediblanco, como corresponde a un equipo de chavales, metió toda la presión. Y llegó la última jugada, otra salida en falso de Mateo y primero Álvaro Tejedor y después Querol cabecearon contra la portería. Javi Gallardo, bajo palos, se las ingenió para tocar de cabeza y ayudado con el larguero, sacar los dos remates.

Segundos después llegó el final. La guillotina definitiva para el equipo heliopolitano, que se va a Tercera. El pasaporte del camino hacia el milagro para una Balona que se dejó el alma en la pelea. Cinco finales por delante. Cinco semanas para seguir soñando en blanco y negro. Que ya tiene mérito.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios