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La Balona implosiona (3-4)

  • El equipo albinegro paga con su segunda derrota en el Municipal una fragilidad en defensa enrojecedora Tras el 1-4 del descanso apela a la heroica y tiene el empate a su alcance en el 92'

La Balona se desinfla o al menos eso parece. Ocho goles en dos partidos le han sacado de la zona noble y eso que la mayoría de los perseguidores también atraviesan una significativa pájara. El equipo de La Línea -y está escrito después de la victoria en campo del Betis B y no ahora a favor de corriente- es un desastre en el apartado defensivo. No sólo en defensa, que también. Sino en el trabajo que no realizan los de medio del campo hacia adelante. Que un rival como el CD El Palo, que merece el máximo de los respetos pero que hace de la humildad una forma de supervivencia, le endose nueve tantos a la Balona en una misma temporada es, como poco, para hacérselo mirar. Sonrojante. Por no escribir otra cosa.

Es cierto que después del uno-cuatro del descanso el conjunto de casa hizo mucho más que maquillar el marcador. Apeló al escudo y consiguió llegar vivo al último segundo e incluso tener una opción para el empate. Pero contentarse con eso es de equipo pequeño. De algo que nunca debería ser, y ni siquiera parecerlo, esta centenaria Balompédica que la mayor parte de los ayer presentes en el vetusto Municipal han heredado de sus antepasados.

El partido se jugó desde el primer minuto como quiso El Palo. Un rival que conocía muy bien las infinitas carencias de la Balona y que pretendía rentabilizar su extremada fragilidad.

Mientras se ajustaban unos y otros Copi tuvo el primero, pero se le fue alto. Y en el 14' Juampe cabalgaba por la banda, cuando Manolo Gaspar, que le perseguía, cayó al suelo, lesionado. El tarifeño siguió la jugada, mandó al corazón del área y José Ramón rentabilizó el desconcierto en la zaga paleña para hacer el primer gol. Si el partido llega a terminar uno-cero, la acción hubiese dado, seguro, mucho que hablar.

La Balona no supo leer el partido. En ventaja y hasta un enemigo que ya había enseñado que su arsenal no era precisamente nimio debió dar un paso atrás, rearmarse y conducir el juego por otros derroteros. Pero no sólo no lo hizo, sino que se enredó en El Palo, que rápidamente se reconstruyó, colocando al todoterreno Iván Márquez en el lateral para cubrir la ausencia del lesionado Manolo Gaspar.

Apoño, estratégicamente situado entre dos líneas y nada acorralado por parte de los de casa, buscaba las bandas. Y la Balona, con Ismael Chico tan desconcertado como desarropado, empezó a cometer pérdidas y más pérdidas en la zona ancha.

A la media hora fue el propio Apoño el que inventó un pase perfecto para Jaime Moreno, que partió en posición dudosísima y que se fue en velocidad hasta Mateo para fusilar el empate. Con sólo esa acción el internacional venezolano justificó todo lo bueno que se escribe de él. Pero es que hizo muchas más.

El último tramo fue una angustia constante para una grada que por primera vez en mucho tiempo no parecía indiferente, sino enfadada. Muy enfadada.

El equipo de casa no daba una a derecha y buscaba el descanso como el que busca una orilla después de un hundimiento. Fue tiempo suficiente para que el conjunto malagueño diese un recital de cómo sacar renta a sus virtudes.

En el 36' a Alberto Merino le vino grande la porfía en el borde del área con el omnipresente Jaime Moreno, que apenas tocó para que Damián Zamorano se quedase solo ante el portero balono... y acertase (1-2).

Los de casa habían quedado en punto muerto. No había respuesta ni dentro ni fuera del campo. Faltó oficio y fútbol. Todo lo que tuvo el palo. En el 39' una pérdida de Ismael Chico en la zona ancha acabó con un auténtico cebollazo del exbalono Pibe, que marcó un auténtico golazo (1-3).

Cuando el primer tiempo agonizaba, ya superado el 45' la defensa se quedó mirando como otra vez el argentino Pibe se las ingeniaba para ser el más listo y colocar el 1-4.

El descanso llegó entre sonidos de viento. Entre los pitidos de una afición que se sentía traicionada. Que igual se excedió en algún reproche concreto, pero que tiene derecho a expresar su malestar. Para eso es soberana.

Incomprensiblemente Escobar concedió otro cuarto de hora al conjunto malagueño. Que en ese periodo pudo ampliar la diferencia con un disparo de Damián Zamorazo que buscaba la escuadra y al que Mateo replicó con un paradón. Y con otro,en el 55', cuando centró Pibe y remató Jaime Moreno, pero Javi Gallardo acertó a interceptar el balón justo sobre la línea de meta.

En el 60' Óscar Martín y Ximo Forner -que le dio otro sentido al juego- reemplazaron a Alberto Merino y a un indolente Copi, mientras que los visitantes se debilitaban con una nueva lesión, precisamente de Pibe.

En la media hora que restaba al CD El Palo le flaquearon las fuerzas y la Balona apeló a la heroica. En medio de tanta crítica hay que alabar que jamás lanzase la toalla.

En el 69' Canario botó magistralmente una falta e hizo el 2-4. Inmediatamente después Apoño tuvo que ser reemplazado, también con problemas físicos y los visitantes ya sólo fueron un frontón. Bueno, excepto en el 79' cuando Jualián Cardellino forzó a Mateo de nuevo a evitar la condena. Ojo que el jimenato encajó cuatro goles, que en el cuarto pudo hacer algo más, pero evitó tres clarísimos tras el intermedio.

A falta de cuatro minutos Canario marcó de nuevo. Tres-cuatro. Y entonces sí el campo creyó en el milagro. El campo y El Palo, cuyo banquillo vio venir lo peor y buscó fórmulas para parar el partido. Protestas, botellas lanzadas al terreno de juego. Nada elogiable, pero fútbol al fin y al cabo.

En el 92' la Balompédica acarició lo que una hora antes se antojaba una utopía. Pero el balón, caprichoso, le cayó a Polaco, que perdió su oportunidad de ser subido a los altares albinegros por unas horas.

El Palo ganó en La Línea por segundo año consecutivo. Y de manera justa, aunque pocos reproches se pueden hacer a los de casa en cuanto a honradez. Merece ganar quien sabe sacar más provecho de sus virtudes. O en ese caso, quien es capaz de poner más en evidencia las debilidades de un rival al que hacer un gol resulta demasiado fácil.

Árbitro: Nono Santos Pargaña (Sevilla) . La concesión del primer gol visitante, en posible (sólo posible) fuera de juego, la única duda sobre su correcta actuación.

tarjetas: Amarillas al local Carlos Guerra (70') y a los visitantes Nacho (89') y Jesule (89'). En el 89' obligó a abandonar el banquillo visitante al técnico, Rafa Muñoz, y al auxiliar sanitario, José Antonio de la Torre, por hacerle observaciones.

goles: 1-0 (15') José Ramón. 1-1 (30') Jaime Moreno.1-2 (36') Damián Zamorano. 1-3 (39') Pibe. 1-4 (44') Pibe. 2-4 (69') Canario, de golpe franco. 3-4 (86') Canario.

incidencias: Encuentro de la vigésimo séptima jornada de Liga en el grupo IV de la Segunda B, disputado en el Municipal linense ante alrededor de un millar de espectadores en media jornada econçómica. Antes del comienzo se guardó un minuto de silencio en memoria de los exseguidores balonos Nicolás Aguilar y Ana Hurtado.

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