MARÍA MONTESSORI | CRÍTICA

Buena biografía de la pedagoga María Montessori

La actriz Jasmine Trinca protagoniza el largometraje.

La actriz Jasmine Trinca protagoniza el largometraje. / D. S.

Aunque se han hecho no pocos documentales sobre el método pedagógico creado por Maria Montessori –Le maitre est l’ enfant (2017), Inside Montessori (2018), por citar dos recientes- y una película televisiva sobre su vida –Maria Montessori, una vita per i bambini (2007)- siempre es oportuno presentar ante el gran público a esta extraordinaria mujer que tan profunda y duradera influencia ha ejercido sobre la educación.

Maria Montessori (1870-1952) fue una doctora en psiquiatría -una de las primeras mujeres italianas que logró titularse en medica en 1896 y ejercerla- formada también en antropología, filosofía y pedagogía además de activista feminista que pronto derivó su inmenso talento hacia la educación de niños con necesidades especiales y posteriormente hacia la educación en general, desarrollando el conocido Método Montessori a partir del establecimiento de su primera Casa dei bambini en Roma en 1913, extendiéndolo posteriormente -no sin polémicas con otros enfoques pedagógicos- a todo el mundo hasta hoy.

La escritora y cineasta Lea Todorov, hija del gran ensayista Tzvetan Todorov, se pasa con esta biografía al largometraje tras dedicarse al documental -Saving Humanity During Office Hours (2012), Revolution école (1918-1939), Memoir of War (2017) impulsada por una circunstancia personal: al ser madre de una niña con necesidades especiales volvió a su guión sobre Revolución école, para cuya redacción se centró en la Ligue internationale de l’éducation Nouvelle creada por el pedagogo suizo Adolphe Ferrière que reunió, entre otros, a sus colegas Rudolf Steiner, Célestin Freinet, Alexander S. Neill, Ovide Decroly, Paul Geheeb, Janusz Korczak y Maria Montessori, interesándose en esta última hasta el punto de decidir dedicarle un largometraje.

El guión hace un interesante desdoblamiento de personalidades. Crea un personaje ficticio que algo tiene que ver a la vez con la directora, aunque las circunstancias sean totalmente distintas (una madre con una hija con discapacidad acude al centro creado por María Montessori en Roma) y con la propia Montessori (que tuvo que confiar a su hijo nacido fuera del matrimonio al cuidado de otros para que el escándalo no acabara con la carrera por la que tan dificultosamente luchaba en un mundo lleno de prejuicios machistas compartidos por muchas mujeres). A través de la relación entre las dos mujeres Todorov hace un retrato convincente de la gran pedagoga en la que el personaje de ficción sirve, de alguna forma, para concentrar las muchas luchas, disputas, enfrentamientos e incluso contradicciones a las que tuvo que enfrentarse.

Ha escogido un estilo clásico y algo plano que podría arrastrar la película hacia los biopics más convencionales con un excesivo subrayado de lo que une a la protagonista con las aspiraciones y logros feministas de nuestros días. Afortunadamente, la rescata la extraordinaria emoción -sin sensiblería- que le da la presencia de los niños y la interacción de Montessori con ellos. En lo que es clave, además de la conmovedora naturalidad de los pequeños, las muy buenas interpretaciones de  Leila Bekhtide y sobre todo, como la Montessori, de esa excelente actriz, a la que descubrimos en La habitación del hijo de Moretti, que es Jasmine Trinca.

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