Los lunes no volverán a ser todos iguales para uno de los poseedores del 99.742. Un número de lotería que puede parecer bonito o feo -todo es subjetivo- pero que para un afortunado han sido cinco cifras que le han cambiado la vida. Los niños de San Ildefonso trajeron el sábado una lluvia de euros en la localidad, pero fue ayer cuando se conoció que el primer premio, dotado con tres millones de euros al décimo, también llegó a la Villa.

La fracción 1, serie 5 del 99.742 estuvo expuesta algunos días en la ventanilla de la administración de loterías número 2, que regenta María Jesús Sánchez. El sábado, poco después de celebrarse el sorteo, la oficina de la calle Loro cerró sus puertas. Ha sido el lunes cuando se ha confirmado la buena noticia. "Tenía el presentimiento, llevamos varias semanas dando las tres últimas cifras. Tenía que llegar", explica la administradora, quien destaca la fortuna de que los diez décimos del 99.742 que tenía en su poder pasaran, uno a uno, por la ranura de la ventanilla. Las demás series se vendieron en Madrid y Barcelona, zonas más acostumbradas a recibir la suerte que sale del bombo, pero sólo uno de los cien números que se editan en la Fábrica Nacional de la Moneda y Timbre estaba tocado con la varita mágica de la suerte.

Los otro nueve afortunados tendrán que "conformarse" con 60.000 euros, un buen pellizco para comprar los regalos de la Navidad a la vuelta de la esquina.

La noticia corrió como la pólvora. Durante todo el día hubo que hacer cola para sellar una Primitiva o comprar un décimo para el 22 de diciembre. Pero no pasaron por allí ninguno de los afortunados que cambiaron la administración por las oficinas bancarias. Seguro que a más de uno le pusieron la alfombra roja.

Además de la fortuna, la jornada también dejó anécdotas. El segundo premio del sábado, el 84.592 rozó por poco a los barreños. "Para ese mismo sorteo vendimos un número idéntico, sólo cambiaba el cinco. Por poco hacemos doblete", explica María Jesús, que sigue sellando quinielas sin parar.

Que se prepare la Bruja de Oro de Sort, que en la tranquila Villa barreña le ha salido una seria competidora.