historia

Millán Picazo, una figura

  • Antonio Torremocha repasa la vida y la obra del músico

  • El historiador aboga por poner un monumento o una placa en la calle en la que nació

El historiador Antonio Torremocha, durante su conferencia.

El historiador Antonio Torremocha, durante su conferencia. / jorge del águila

El músico Rafael Millán Picazo es una de las más destacadas figuras de Algeciras. Desde ayer se conoce un poco mejor. El historiador Antonio Torremocha desmenuzó su vida y su obra en el edificio Guillermo Pérez Villalta. Una conferencia que no defraudó al público asistente.

Torremocha contó que Millán Picazo -uno de los más sobresalientes compositores de zarzuelas junto con Amadeo Vives, José Serrano y Pablo Luna-, nació en Algeciras, en el número 21 de la calle Munición, el día 24 de septiembre del año 1893.

Su padre, Dionisio Millán García, procedía de Pozuelo de Calatrava, provincia de Ciudad Real. Su madre, María Picazo Marín, era natural de Algeciras, así como sus abuelos maternos, Rafael Picazo y Micaela Marín.

Su progenitor era músico militar, director de la banda de música del Regimiento de la Reina número 2 de guarnición en Algeciras en los días en que nació Rafael. El padre fue autor asimismo de la música de varias zarzuelas.

"Las primeras clases de música las recibió Rafael de su padre con muy pocos años de edad, demostrando desde su tierna infancia una enorme facilidad para el aprendizaje del arte musical y el dominio del violín y de otros instrumentos como el piano y la flauta", explicó el historiador.

La etapa dorada del maestro Millán transcurrió entre 1914 y 1925. Torremocha repasó con detalle esos años e hizo mención a todas las obras del ilustre algecireño.

"Millán Picazo descollaba, sobre todo, como violinista, instrumento con el que podría haber alcanzado la fama de haberse dedicado en exclusiva a él. Sin embargo, sería a la composición lírica a la que se dedicaría con entusiasmo y enorme éxito, escribiendo partituras célebres para zarzuelas, operetas, revistas y otros géneros menores", hizo ver el conferenciante.

Fue el 30 de octubre de 1914 cuando el algecireño estrenó su primera obra, El príncipe bohemio. La empresa del Teatro de la Zarzuela venía soportando abundantes pérdidas económicas debido a una programación que no atraía al público. El director de escena, Manuel Merino, aceptó una composición que había escrito uno de los violinistas de la orquesta -Rafael Millán Picazo- a la que él y Manuel González de Lara pusieron texto y en dos meses estaba todo dispuesto para ponerse en escena.

El joven música logró el éxito y tras ese vendrían muchos más. Su producción fue prolífica.

En 1926 Millán Picazo contrajo una grave enfermedad que le produjo una parálisis y le apartó de su trabajo de composición y dirección. A principios de los años cincuenta sin embargo mejoró notablemente de su enfermedad, pudiendo retornar a su labor y estrenando, en Barcelona, el 19 de abril de 1952, en el teatro Victoria, su última obra, la opereta en dos actos El tesoro de Golconda.

Torremocha recordó que la ciudad de Algeciras le ha puesto el nombre de Rafael Millán Picazo a una de las calles situadas en la barriada de la Cuesta del Rayo y que la Autoridad Portuaria de la Bahía de Algeciras hizo lo propio con el auditorio que construyó junto a la antigua desembocadura del Río de la Miel.

"No sería sino de justicia que la ciudad en la que nació tan relevante compositor le levantara un monumento o le pusiera una placa en la calle donde vino al mundo", abogó.

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