El inspector jefe Luis Esteban ha sido nombrado responsable máximo de la Comisaría de la Policía Nacional en Algeciras en sustitución de Pedro Ríos, que abandonó el cargo tras su jubilación. Luis Esteban ha sido conocido públicamente días atrás por la polémica surgida al revelarse en los medios de comunicación que en 2015 le fue concedida una condecoración por su participación en el concurso Pasapalabra. Esteban logró un bote de 354.000 euros después de participar en un total de 83 programas del concurso televisivo de Telecinco. El agente se defendió en una carta pública, en la que reseñó su trayectoria como policía nacional. A sus 45 años, este zaragozano defiende una hoja de servicios que dura ya 22 años en el Cuerpo Nacional de Policía. Durante diez años dirigió el Grupo de Operaciones Especiales (GOES) en Cataluña y ahora se enfrenta a un nuevo reto como comisario en Algeciras.

Esteban es licenciado en Derecho y acaba de publicar su tercera novela. En una entrevista concedida a la agencia Efe, el comisario habla de su último trabajo literario, El río guardó silencio (Editorial Suma de Letras), en el que repasa su trayectoria como escritor y reflexiona acerca de esta faceta y su relación con su trabajo. Su nueva obra, la tercera en su haber, es una novela policíaca "de corte clásico", según sus propias palabras, situada en plenas fiestas del Pilar de la capital aragonesa. En este escenario se suceden una serie de asesinatos homófobos que se entremezclan de manera insospechada con otros hechos que llevarán a un inesperado desenlace. Esteba se desenvuelve en un género, la novela negra, que trata sucesos bien conocidos por su labor como policía, un trabajo que ha desarrollado durante más de dos décadas en diferentes unidades y que le ha permitido ver la cara de la maldad de cerca. El escritor admite entre risas que echa en falta el trabajo de campo, puesto que es "más divertido, más intenso y más apasionante". Un trabajo que compagina con la escritura, afición que surge de otra previa, la lectura, ya que se define como un lector compulsivo, aunque el trabajo y las obligaciones familiares no le permiten leer todo lo que le gustaría.