La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Trágico diciembre

Diez, a lo peor trece, mujeres asesinadas en este diciembre negro que cierra un año negro en violencia de género

Este 2022 se cierra con el diciembre más letal desde que se comenzaron a contabilizar los crímenes machistas hace 20 años: diez mujeres asesinadas en un mes. Como se dice una y otra vez no son números, son personas con nombre propio: Vanessa, fue asesinada a golpes; María, aquejada de alzhéimer y esclerosis múltiple, dejada agonizar durante cinco días en el suelo tras haberse caído sin recibir asistencia de su marido, maltratador denunciado por su mujer y sus hijas; Ángela, quemada; Irina, a golpes; Jacqueline, apuñalada; María del Carmen, a martillazos; Soraya, a golpes; Carmen, a puñaladas; Rebeca, a puñaladas; María Elena, embarazada a punto de dar a luz, a puñaladas que mataron también a su hijo no nacido. Hay otros tres casos que están siendo investigados lo que, de confirmarse, arrojaría el dato desolador de 13 mujeres asesinadas en 30 días, de ellas tres en menos de 24 horas.

Este diciembre negro evidencia muchos fracasos. De las políticas de protección de las víctimas: casi el 40% de las mujeres asesinadas en 2022 habían denunciado a su agresor, y seis de las diez asesinadas en diciembre habían presentado denuncia. Fracaso en la coordinación de nuestro fragmentado Gobierno: en los últimos días se están tirado la pelota entre los ministerios socialistas y los podemitas, tras habérsela tirado a los jueces (penoso el caso de Margarita Robles: por la mañana pide en un acto público que se haga autocrítica y afirma que "quizás" la ley del sólo sí es sí "no ha dado una respuesta adecuada" pese a que su "filosofía" era "muy buena" y por la tarde se corrige, desdice, rectifica o matiza a sí misma diciendo que "este Gobierno, unido plenamente y sin fisuras, está en ese compromiso de proteger y apoyar a las mujeres víctimas de la violencia"… Ni ella cree que este sea un Gobierno unido y sin fisuras).

Y fracaso en la educación: hace más de dos años que diferentes estudios señalan que crece alarmantemente el número de jóvenes que creen que la violencia de género es un invento ideológico, que diversas formas de coacción de la pareja no suponen ejercer violencia y que no son capaces de reconocer la violencia psicológica como maltrato, mientras crece el número de ciudadanos que creen que es inevitable -lo que recuerda siniestramente el tópico del crimen pasional justificado por la ceguera amorosa- y que si es de poca intensidad no supone un problema. Triste final para 2022.

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