Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

Los temores de la banca con el euro digital

El proyecto digital ha ido tomando forma poco a poco. La fase de investigación, que concluyó en octubre de 2023, dejó definidas sus líneas maestras, dejó claros los significativos beneficios que supone y también las características esenciales que este euro digital tendrá. La seguridad y la privacidad son los dos elementos claves; también, que los pagos con ellos sean universalmente aceptados, sin costes e instantáneos. Ahora, estamos en la etapa de preparación hasta conseguir que sea operativo. La banca, a la que este proyecto le impacta de lleno, tiene temores.

La primera cuestión que la atemoriza es la desintermediación financiera que se produciría si el proyecto se escalase. El euro digital ataca a la raíz del corazón bancario. Estas entidades tienen en exclusiva la posibilidad de captar el ahorro de la población en forma de depósitos. Que se abra la posibilidad de mantener el dinero en euros digitales en el banco central, dinero público y, por tanto, totalmente seguro, puede provocar la salida masiva de las cuentas bancarias.

Esta grave circunstancia, por la que la banca estaba tan reacia al euro digital que no quería ni hablar de ello, no sucederá. El banco central sabe que las consecuencias serían tremendas para la estabilidad financiera. Por eso, de momento, no se ha concebido el euro digital como posible inversión: no estará remunerado y habrá límites a su tenencia. Esto no significa límites al uso, porque aunque haya un máximo, podrías ir alimentando continuamente la billetera electrónica a medida que se usaran.

Una vez tranquilos en este aspecto, y viendo que el euro digital será una realidad sí o sí, intentan posicionarse para no salir mal parados. La voluntad del BCE es otorgar a los intermediarios financieros –banca y proveedores de pagos– un papel clave en el acceso y difusión de la moneda virtual. La preocupación ya son los costes. Por un lado, por las posibles inversiones que tendrán que hacer para adaptarse a la existencia del euro digital. De otro, las pérdidas de ingresos que vienen obteniendo por otros canales de pago que ahora funcionan y que serían en parte “canibalizados”. Estos aspectos fueron abordados este lunes en una jornada, Euro Digital: Jornada de Encuentro con el Sector Bancario Español, que organizó Funcas junto con el Banco de España.

Para ellos, y ya que el diseño obliga a que el uso sea gratis para el consumidor, significa conectar las cuentas bancarias al euro digital, no cobrar por el alta en la cuenta de euros digitales, por las cargas y descargas, por los mecanismos de control o por la gestión de incidencias que se generen. Por eso reclaman tiempo, ir introduciéndolo poco a poco, y que el euro digital se apoye en las infraestructuras de pagos existentes.

Y el otro problema que plantearon es que actualmente ellos obtienen rendimiento de los pagos, masivamente trasladados a operativas electrónicas, como transferencias o tarjetas de crédito. Con este cambio, sería como volver atrás, y utilizar los euros digitales (como pagar con dinero físico) y no los euros comerciales (los mantenidos en cuentas bancarias): ¡las comisiones que ellos vienen cobrando por la utilización de medios de pago actuales se les evaporan!

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