Campo de Gibraltar

San Isidro bendijo el último día

  • Las fiestas patronales se cerraron a lo grande con el patrón recorriendo las callesl Una misa multitudinaria precedió al desfile, al último día de feria y a la función de fuegos

Con la bendición de San Isidro. Así clausuró ayer Los Barrios su feria y fiestas patronales de 2017. Con el Santo Patrón recorriendo sus calles para decirles adiós hasta la próxima primavera, cuando volverá a ver las caras de sus devotos caminando en romería.

El pueblo vivió ayer el día más grande del año. La iglesia de San Isidro se llenó para escuchar la misa presidida por el párroco Yelman Bustamante, acto que precedió a la salida procesional de la imagen del patrón.

Los barreños vivieron su día grande con el patrón en la calle en su última jornada festiva

La importancia y el significado de este día para los barreños casi podía olerse, y se transmitía a través de gestos, de multitud de señales. Las mejores galas, ese traje reservado para el 15 de mayo, las fotos para el recuerdo, o contemplar el paso del santo del brazo de un familiar que ha llegado al pueblo para la feria.

San Isidro salió a la calle, tras doce meses de espera, bajo los sones del himno nacional interpretado por la Agrupación Musical Villa de Los Barrios. La liturgia, que se prolongó durante casi una hora, finalizó con unas palabras del hermano mayor de la hermandad, Quico Fuentes, que este año cumple su cuarto de mandato. Fuentes aprovechó para dar las gracias a los miembros de su junta, al equipo de gobierno, a la corporación, y a las fuerzas y cuerpos de seguridad que les acompañan cada año. Por último, pidió a San Isidro que le diese fuerzas para concluir etapa.

El hermano mayor tuvo un especial reconocimiento para Bustamante por su dirección espiritural, pero también por su amistad, y a los dos párrocos que celebraron la misa con el parróco de la iglesia barreña.

Concluida la eucaristía y tras gritar tres vivas al patrón, los cargadores se arremolinaron junto a su capataz, Roque Ruiz, que dirigió a 18 hombres durante todo el recorrido. Ruiz, que lleva más de una década ejerciendo de capataz, expresó su deseo -minutos antes de dar la primera orden a sus hombres- de que la salida concluyese de la mejor forma posible y fuese del gusto de todos. "Creo que es el día más importante de la feria y también de todos los barreños", declaró.

La cruz de iglesia fue la primera en salir a la plaza y anunciar a quienes allí esperaban que el patrón estaba a punto de salir. Tras ella, los miembros de las hermandades de penitencia del municipio y El Carmen de Palmones. Las reinas y damas de las tres cortes -infantil, juvenil y mayores- se colocaron al inicio del cortejo, en el que también estaban integrados miembros del equipo de gobierno y de la corporación barreña. El alcalde, Jorge Romero, el párroco y el hermano mayor procesionaron justo delante del patrón, cuya comitiva cerró el grupo de músicos que acompañó a San Isidro durante todo su recorrido por el pueblo.

En su paseo por las calles Mayor, San Isidro, Reina y Los Francos cientos de barreños y devotos le aguardaban a la sombra para verlo en la calle por última vez este año. Los caballistas, aunque pocos, desfilaron delante de la imagen, parada en la calle Reina para cumplir con este ritual que abrió un jinete de corta edad que, como sus mayores, se descubrió el sombrero y se persignó ante la imagen del patrón.

La procesión terminó con el regreso a la Iglesia de todos los componentes del cortejo. Para entonces, algunos de los que lo vieron salir ya habían iniciado su camino hacia el recinto ferial donde les esperaba un último día de convivencia en las casetas junto a amigos y familiares. Una última oportunidad para respirar feria, para bajar y subir de una atracción, para hacer balance de todo un año observando las luces en el cielo de los fuegos artificiales. Concluyó así, bajo el negro cielo iluminado, una feria dedicada al municipio de Algeciras y cuyo escenario, en su honor, será utilizado en parte en la coronación de la reina algecireña.

Los fuegos pusieron fin a siete días de fiesta, empañados en alguna ocasión por la leve lluvia, pero vividos de manera muy intensa por barreños y por todos aquellos campogibraltareños que acudieron a la segunda feria del Campo de Gibraltar.

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