La Línea

Sin trabajo, sin paro y sin ilusiones

  • Muchos desempleados de La Línea viven una situación desesperada. Es el caso de Juan Antonio Muñoz, un joven de 30 años que lleva desde el pasado 19 de mayo viviendo en la calle y durmiendo en la playa

La crisis está golpeando al Estado del Bienestar y lo ha dejado herido de muerte. Pero más allá de los titulares de prensa y de las cifras, lo cierto es que está causando estragos en la sociedad española. La Línea no es una excepción. Con una cifra de más de 10.000 parados hay situaciones dramáticas que pasan desapercibidas para la inmensa mayoría de los ciudadanos pero que tienen nombres y rostros.

Una de ellas es la que vive desde hace dos años Juan Antonio Muñoz, un joven linense de 30 años, soltero y sin hijos. A los 14 años comenzó a buscarse la vida, como él mismo dice, y desde entonces siempre había sido autosuficiente gracias a los diferentes puestos de trabajo que ha tenido. Pero hace dos años, este carpintero y peón de albañil se quedó en el paro. Cuando se le agotó la prestación por desempleo y cansado de buscar trabajo, su casero, debido al impago del alquiler, lo desahució.

Desde el pasado 19 de mayo vive en la calle y duerme en la playa. "No cobro ningún tipo de ayuda. Duermo en la playa. Como y me aseo en casa de amigos que me están ayudando y que han guardado mi ropa y las cosas que tenía", comenta.

Juan Antonio siente vergüenza de su situación y por ello no quiere dar a conocer su rostro. "Me da mucha vergüenza verme así. Nunca he pedido dinero a nadie porque siempre me las he sabido apañar solo pero ahora no tengo para comer ni dónde dormir. Mi cama es la playa. Ni siquiera voy a un comedor social porque me da vergüenza, no quiero que la gente me vea así", comenta muy apesadumbrado.

Juan Antonio asegura que no ve la luz al final del túnel, que la asistenta social le ha tramitado la petición del salario social pero que esta ayuda no le llegará hasta al menos dentro de seis meses. "No sé qué voy a hacer. No hay trabajo en ningún sitio. Ya no puedo más. Estoy en el límite. No quiero limosnas, sólo quiero trabajar", señala.

Este joven recibe ayuda y muchos ánimos de una de las dos plataformas de parados que se han creado en La Línea, concretamente la denominada Plataforma Linense Por el Empleo, en la que también está Juan José Uceda, un hombre muy conocido por su vinculación con el movimiento asociativo de La Línea y que ha dedicado gran parte de su vida a luchar por los demás. Ahora también está en el paro.

Y es que como Juan Antonio, otros parados de La Línea se pasan el día buscando trabajo a pie de obra, donde se plantan cada mañana a las siete para pedir empleo y pasan horas y horas buscando una oportunidad. Uno de ellos es Luis Mejías, de La Línea. Tiene 48 años, está casado y tiene dos hijos. Le quedan 35 días de prestación de desempleo y ha sido despedido recientemente de una obra en la que había sido contratado hacía pocos días. "Estamos hartos de ir a Gibraltar y a todas las obras, pero no hay nada. Alguien tendrá que ayudarnos, digo yo, aunque el caso de Juan Antonio es mucho más urgente que el mío y espero que alguien le preste ayuda ofreciéndole un puesto de trabajo. Es lo único que está pidiendo", afirma ante su compañero de fatigas.

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