La Línea

Paco Tornay, el obrero autodidacta, ya es Hijo Predilecto y da nombre a una calle

  • El pleno apoya por unanimidad la propuesta, que fue lanzada por la edil de La Línea 100x100 Encarnación Sánchez La vía Historiador Francisco Tornay está entre el eficio del Istmo y Correos

Paco Tornay, el "obrero autodidacta", como fue definido por Augusto García Flores, recibió por fin el reconocimiento que venía siendo reivindicado por muchas personas para que su labor altruista de abundar y difundir la historia de La Línea se viese recompensada. El pleno de la corporación municipal acordó por unanimidad nombrar a Francisco Tornay de Cózar Hijo Predilecto, a título póstumo, de la ciudad. Su hija y su nieto fueron los que recibieron el pergamino en un emotivo acto. Además, también ayer, se descubrió la placa que da su nombre a la calle que se encuentra entre el edificio Istmo-Comandancia y la oficina de Correos, que desde ayer se llama Historiador Francisco Tornay de Cózar.

El secretario general del Ayuntamiento, César Escobar, explicó que la propuesta partió de la concejal de Cultura, Ecarnación Sáncez (La Línea 100x100) que aportó una memoria en la que ponía de relieve los méritos a distinguir. Escobar también tomó declaración a tres personas que conocieron a Tornay y vieron de cerca su gran labor: José Luis Fernández, Garpar Marín Pacheco y Juan Arturo Medina Suffo.

14 de julio se firmó decreto de Alcaldía.

"Destacan su trabajo altruista de recopilación y de divulgación de la historia de La Línea y su labor de creación del Archivo Histórico de la ciudad. La propuesta ha sido muy acertada y ha recibido muchas muestras de adhesión, comentarios de cariño y felicitaciones por esta distinción", explicó el secretario general en el pleno antes de que todos los portavoces votasen a favor a esta propuesta.

A continuación Encarnación Sánchez hizo un repaso por la vida de Paco Tornay, como era conocido por sus amigos. En el discurso desglosó algunos de los textos del libro 'La Línea de Paco Tornay', del que es autor su amigo y colaborador en su día del diario Área, Juan Leiva Sánchez, con motivo del pequeño homenaje que desde la biblioteca municipal José Riquelme se le rindiera a principios del año 2010.

También destacó la edil de Cultura que Tornay nació el 19 de enero de 1926 en La Línea. "Su familia llegó de Málaga atraída por las posibilidades laborales que Gibraltar les ofrecía". También recordó que a los diez años tuvo que ponerse a trabajar con su padre, que se dedicaba a la venta ambulante de frutas y verduras en Gibraltar, para sacar a su familia adelante, al ser el mayor de tres hermanos, y que su madre, natural de Algeciras, falleció cuando él era muy pequeño.

Años más tarde retomaría sus estudios compaginándolos con el trabajo. A pesar de ello Francisco Tornay mantuvo siempre su inclinación por la cultura y comenzó a trabajar con 17 años en un laboratorio de fotografía de Gibraltar hasta 1969. Años más tarde, en 1983, Tornay fue elegido concejal del PSOE desarrollando una intensa labor como concejal delegado de Archivos, Museos y Bibliotecas hasta 1991.

"Sin la labor de recopilación y estudio realizada por parte de Paco Tornay, convertido en muchas ocasiones en cronista de la historia de la ciudad, ésta hubiera sido distinta, puesto que él además ha inspirado a otros autores de nuestra ciudad a escribir diversas obras sobre ella", destacó la concejal de Cultura.

Augusto García Flores también hizo un recorrido por la vida profesional y personal de Paco Tornay. Recordó que cuando era niño presenciaba con asombro y respeto las conversaciones sobre diversos temas y personajes de La Línea y Gibraltar en la librería La Rosa, en la calle Las flores. Recordó su carácter afable y amable. "Fue un amigo feliz. Siempre fue asequible para el que buscaba la historia, y él la divulgaba con generosidad", dijo.

Además hizo un repaso por todos sus trabajos y reconocimientos y se emocionó cuando recordó que Tornay le entregó una insignia que llevaban el alcalde y algunos concejales y que el propio García Flores llevaba ayer el día que se vio reconocida toda la labor de un obrero autodidacta, una persona que estudió por las noches y por correspondencia para saciar su sed de cultura.

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