La Línea

El coro de la hermandad del Rocío emociona en la misa de Pentecostés

  • El conjunto que dirige Antonio Toledano se refuerza con antiguos integrantes La protestación de la fe, uno de los momentos más bellos

El coro de la hermandad del Rocío de La Línea vivió ayer uno de los momentos más especiales desde su constitución: cantar en la misa de Pentecostés a la Blanca Paloma en la aldea de Almonte. Un privilegio para sus integrantes al que muy pocos conjuntos vocales tienen acceso; ser elegidos por la hermandad matriz de Almonte y embellecer con sus voces la celebración eucarística en el Real.

La romería mariana más importante y multitudinaria del mundo tuvo en su segunda jornada, la del domingo, uno de sus momentos cumbre con la celebración de la misa oficiada por el obispo de Huelva, José Vilaplana, y concelebrada por los capellanes de las hermandades filiales. El oficio religioso comenzó a las diez de la mañana en el Real del Rocío con la llegada de los simpecados y su ubicación, por orden de antigüedad, a los pies del monumento con la imagen de la Virgen que conmemora la coronación canónica (acaecida en 1919), entre el sonido de tamboriles y flautas.

La llegada de los capellanes procedentes de la sacristía del Santuario al Real fue recibida por el tañido de las campanas y los primeros acordes del coro junto con la comitiva de la hermandad matriz y el obispo.

La Salve rociera fue la primera de las interpretaciones cantadas por el coro linense, muy afinado en voces y que despertó las primeras lágrimas de emoción entre los presentes mientras que el obispo comenzó reclamando perdón para los presentes; momento en el que el coro también intervino para pedir piedad con sus voces y guitarras.

El coro es una pieza fundamental en la celebración y para esta ocasión se reforzó con el doble de integrantes. Dada la importancia del encargo, el conjunto que dirige Antonio Toledano acordó pasar de los 16 integrantes habituales a 32 voces y cuatro guitarras. Para ello, parte de sus antiguos miembros tuvieron la oportunidad de unirse, algo que además agradecieron como signo de devoción a la Virgen.

La celebración llegó a todos los rincones del mundo a través de la señal de televisión de Canal Sur, cuya realización puso especial énfasis en las intervenciones del coro, los gestos de sus integrantes y del público arremolinado en la explanada anexa al Santuario almonteño.

Otro de los instantes más especiales de la misa tuvo lugar en el tramo final, cuando se realiza la protestación de la fe, el instante en el que suben al altar los representantes de las diferentes hermandades filiales a renovar el voto ante la Virgen. Son varios minutos de recogimiento que el coro supo igualmente embellecer.

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