Un británico admitió en la Corte Suprema haber estafado al director de una empresa de bienes inmuebles. J. K., de 61 años, se declaró culpable de un delito de robo, tres de obtención de propiedades mediante engaño y otro delito de obtención de servicios mediante engaño.

J. K. se hizo pasar por un hombre de negocios de gran poder adquisitivo y consiguió engañar al director haciéndole creer que iba a realizar una transacción de varios millones de libras. Así, obtuvo un ordenador, equipamiento telefónico y un coche de lujo. Además, robó la tarjeta de crédito del director y la utilizó para sacar dinero en un hotel de Gibraltar que abandonó posteriormente sin abonar la estancia.

Los hechos se remontan al año 2007. J. K. tuvo que ser extraditado al Peñón desde el Reino Unido en 2008 tras una investigación llevada a cabo por la Unidad de Crímenes Financieros de la Policía de Gibraltar. Fue la primera vez que una orden europea de arresto fue utilizada para traer a Gibraltar a una persona buscada desde otra jurisdicción. Este hombre permanecerá bajo custodia hasta la sentencia, que se conocerá el próximo día 27.

En otro orden de cosas y dentro de la operación Birdseye, un gibraltareño y un marroquí fueron detenidos por traficar con estupefacientes.

A. B., de 43 años, fue arrestado en la urbanización La Laguna después de que agentes policiales observaran al otro hombre, O. K., de 30 años, llegar en un coche y entregar dos piezas de resina de hachís.

El primero está acusado de posesión de 185 gramos de hachís e intento de suministrar la droga. El segundo también se enfrenta a cargos de suministro y posesión, así como a otros de obstrucción a la Policía, conducción temeraria, asalto y lesiones. Ambos hombres comparecieron en los tribunales a principios de esta semana. El juez decretó para ellos prisión bajo fianza de 1.000 libras cada uno. La nueva vista tendrá lugar el próximo 20 de mayo.