Cádiz B-real balompédica

La Balona se burla de los maleficios

  • Hechos Los linenses se sobreponen a su 'maldición' de comienzos de año y a la presión del líder y enlanzan su undécima jornada sin perder Trabajo Tras un primer tiempo sin fútbol, los linenses arrollan en el segundo Pichichi Copi firma los dos tantos visitantes

La Real Balompédica no entiende de sortilegios, maleficios… ni de presiones clasificatorias. Los albinegros destilaron ayer una lección de autoridad y se impusieron 0-2 en El Rosal al Cádiz B, desoyendo su mala costumbre de descarrilar en el primer partido de cada año, la frecuencia con la que se le habían venido atragantado los filiales y el aviso que suponía el rotundo triunfo que el líder, Pozoblanco, había logrado el sábado en su visita al siempre difícil campo del Ayamonte.

No contentos con mantenerse a rebufo del primer clasificado, los albinegros fortalecieron la condición de pichichi a Copi, que, definitivamente, está algo más que en estado de gracia.

El primer tiempo de ayer en El Rosal tuvo un comienzo engañoso. El cronómetro apenas había recorrido el primer minuto de juego cuando Cristian condujo un ataque, hizo la pared con Copi y se plantó en situación casi inmejorable ante el meta Ricardo, pero fue incapaz de afinar con los aceros.

Después de eso Cristian desapareció y el encuentro, escenificado sobre un terreno de juego bastante pesado, se fue a una fase infumable. La Balompédica -a la que le costó asumir  que había regresado la etapa de las hostilidades- se quedó enredada en ese partido sin fútbol que proponía el Cádiz B.

El equipo de La Línea fue incapaz de leer el libro de ruta del juego. En momento alguno entendió el partido, transformado en un tumulto en el que el balón no era más que una excusa para que los aficionados no distrajesen su atención.

Ezequiel no era capaz de ejercer de guía espiritual de los visitantes y el atasco en la sala de máquinas se transformó en una pelea tan generosa por ambas partes como insípida, sin contenido. Mucha precipitación, mucha posesión efímera. Mucho bostezo. Tanto, que hasta el minuto 44 no volvería a producirse una ocasión de auténtico peligro. Después de una triangulación Ismael Chico disparó desde la frontal del área y el esférico se marchó fuera por muy poco.

La segunda mitad no tuvo nada que ver con el primer acto. La Balona despertó de su letargo, cargó las baterías, puso en valor a Ezequiel y después de un amago inicial de los locales, la contienda se transformó en un monólogo de los forasteros, que, entonces sí, entendieron que hay veces que hay que elegir el camino más directo para poder ganar. Lo mejor de la Balona es que fue capaz de elegir el plan B. Y que tiene plan B, lo que no le sucede a todos los equipos.

 De inmediato Copi dio el primer aviso, pero Rubén Díaz sacó sobre la línea de meta. A renglón seguido, tras un córner, el meta Ricardo erró clamorosamente al tratar de interceptar un remate de David Hernández y su rechace lo aprovechó Copi, casi sin querer, para adelantar a su equipo.

El gol, suponía, de facto, el visto para sentencia. De compromisos como el de ayer quedan para el recuerdo el resultado, los goles de Copi y algún detalle más, pero la realidad es que lo que permite a esta Balompédica entablar una semana sí y otra también la pugna por la cúspide de la clasificación es su insolente solidez defensiva. Juegue quien juegue. Desde fuera se antoja siempre un cuarteto inexpugnable. Bueno, desde fuera y desde dentro, porque el filial del Cádiz no encontró un solo hueco para hincarle el diente. Pocas veces tendrá el meta Camacho un partido como visitante más placentero.

Apoyada en esa férrea retaguardia, la Balona se adueñó del campo y Cristian disfrutó de dos nuevas oportunidades, pero, de cara al marco, no era su mañana. La primera de esas ocasiones la malogró Ricardo. La segunda, la madera.

Era, sólo, una cuestión de tiempo y en el 64' los linenses garantizaron a sus incondicionales un final de partido sin sobresaltos. Cristian gestó una llegada y, consciente de dónde está la pólvora, se cargó de generosidad y sirvió a Copi, que superó la titubeante salida del cancerbero cadista.

Los minutos restantes fueron un mero trámite. La Balompédica, que se había desgastado como un equipo pequeño para seguir agrandando su inmaculada racha de once partidos sin conocer la derrota, no sintió la necesidad de hacer sangre. Y el Cádiz B se felicitó por perder sólo por dos goles.

Muchas veces el fútbol es sólo una cuestión de lógica. De pura lógica.

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