Los filiales traen al Algeciras Club de Fútbol por la calle de la amargura. Son un tipo de equipos contra los que suele sufrir y el domingo será el segundo consecutivo al que se enfrente. Como dato positivo, el Betis B no es de los peor se le da a los algeciristas. En el último duelo, los rojiblancos salieron victoriosos.

Esta temporada, el conjunto de Baldomero Hermoso Mere no conoce la victoria ante un segundo equipo. Si la pasada semana cayó frente al Granada B (2-0), antes sufrió un revés en la casa del Sevilla Atlético (2-1) y no pasó del empate (0-0) en el Mirador con el filial del Almería.

La última vez que el Algeciras ganó a un filial en Segunda B fue en la jornada 13 de hace dos temporadas, con un 2-1 en casa ante el Córdoba B y después de un 0-1 en el campo precisamente del Almería B. Esa campaña volvería a jugar siete veces más con un B y no fue capaz de sumar ningún triunfo. Incluso terminó por bajar de categoría en la fatídica eliminatoria de permanencia ante el Mestalla, filial del Valencia.

Sin embargo, frente al Betis B guarda antecedentes positivos. Hay que remontarse a la temporada 2007/2008 para encontrarse con un choque entre el filial del Real Betis Balompié y el Algeciras. Fue una temporada aciaga. Los entonces entrenados por el recordado José Luis Montes llegaban ya descendido, cargado de problemas económicos con encierros incluidos, y plagados de chavales de la cantera que después serían pilares fundamentales. Adrián Máiquez e Iván Turrillo, hoy jugadores importantes para el Algeciras, jugaron aquel encuentro. Los del Nuevo Mirador lograron un triunfo por 0-2 en la ciudad deportiva bética que puso fin a una racha de 23 jornadas sin ganar.

El balance desde que el filial bético se denomina Betis B es positivo para los albirrojos: tres empates y una derrota y dos victorias. También mantiene antecedentes bajo el nombre de Triana Balompié y Betis Deportivo.

Este domingo, el Algeciras de Mere buscará romper la racha negativa que mantiene con los equipos filiales. Conjuntos a los que se les presupone calidad, que cuentan con jugadores jóvenes, a veces inexpertos pero, por todo ello, imprevisibles.