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La Balona se divorcia del fútbol

  • Agotada El público despide con pitos al técnico y al conjunto de casa, que cosecha su decimoctavo empate, segundo consecutivo en el Municipal Atenazados El miedo a perder de ambas escuadras acaba con cualquier atisbo de entretenimiento Inoperantes Cada equipo disfruta de una sola ocasión

La Balompédica acabó entre silbidos de desaprobación un partido en el que definitivamente consumó su divorcio del fútbol y de una grada cuya paciencia se agota. Porque dieciocho empates en treinta y cinco jornadas acaban con la templaza de cualquiera.

Unas diferencias entre futbolistas y afición difícil de asimilar para un profano porque se trata de un equipo que sigue aferrado a la cuarta posición. Pero cuya verdadera realidad es que ayer dio un paso de gigante a la renuncia de las segunda y tercera posiciones. Y lo que es aún peor, dejó una imagen de indolencia e incapacidad que tira de espaldas. Malas sensaciones en momentos delicados.

Balompédica y Los Palacios disputaron uno de esos encuentros en los que cabe preguntarse por qué el público paga para que cobren los futbolistas y, al menos en determinadas ocasiones, no sucede al contrario. Mira que tiene mérito dejar la comunión, el campo, la playa o la partida de dominó para pasar noventa minutos esperando que suceda algo que nunca llega: que haya fútbol, aunque sea en pequeñas dosis.

El miedo -o mejor el pánico- de unos y otros a la derrota, que en ningún caso era letal para los de casa, arrebató al espectador cualquier atisbo de algo que se pareciese a entretenimiento a una tarde interminable. Eso que algunos llaman fútbol de Tercera y que a la mayoría se les antoja más un reñidero de perros sin más guión que perseguir la pelota.

La Balona, condicionada por la baja de Óscar, se replanteó su once para dejar la manija en manos de Miguélez. Pero esta vez el asturiano dejó cuatro pinceladitas y poco más. No es de recibo que un equipo al que el triunfo le supone dar un bocado casi definitivo a la Liga no transmita la impronta de querer ganar a toda costa. Se echa en falta esa agresividad del que quiere el triunfo por encima de la campana gorda.

Tácticamente, además, Baby trocó a Copi en islote aislado de sus compañeros y tanto el algecireño como Manrique se dieron un auténtico atracón de correr, pero en balde.

La precipitación impedía que los de La Línea enlazasen más de tres pases seguidos y Los Palacios, que comenzó con cierto desparpajo se fue refugiando en su trinchera a medida que sus jugadores se iban quedando sin gasolina. Al final, acabó defendiendo el empate como si le valiese la clasificación en una ronda copera, con todo el personal metido en su área. Cuando la verdad es que el punto le descarta casi matemáticamente de la pelea por la segunda fase.

En el primer periodo llegaron los dos únicos acercamientos de peligro del equipo de Baby, que tomó las riendas del juego una vez sobrepasado el primer cuarto de hora. A los diecinueve minutos Josete salió del área para interceptar un buen servicio de Miguélez a un Copi tan incansable como desasistido. El balón le llegó a Manrique, que fue incapaz de decidir qué hacía con él.

Nueve más tarde se produjo la otra acción que pudo desnivelar la contienda del lado de los de casa. Joseph se fue en velocidad por su banda, se adentró en el área y soltó un zurdazo raso cargado de intención, pero el cuero se marchó a una cuarta del marco.

Tras el intermedio sonaron palmas para el ingreso de Noel en el césped. Pero el gaditano esta vez tampoco solucionó gran cosa, seguramente porque ayer un solo hombre no podía darle sentido al disparate que se estaba viendo. Por cierto, su entrada supuso la salida de Copi y comenzó el run-rún de desaprobación del respetable.

A falta de diez para el pitido final, Los Palacios, que hacía rato que esperaba el tiro de gracia, tuvo su opción. El balón botó entre Macías y David Pérez y el jugador visitante fue incapaz de meter la pierna.

En el 81' Monsalvete ejecutó una falta con picardía, pero el cancerbero albinegro acertó a meter los puños. El gol en cualquiera de esas acciones hubiese originado un Tsunami de protestas que el público redujo a pitidos al final.

La Balona sigue cuarta. La única buena noticia después de otra tarde para olvidar.

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