Campo de Gibraltar

Los relevos en las Alcaldías de Los Barrios y Algeciras jalonan el año

  • Ariza sucumbe a las presiones del PSOE y cede el testigo a Montedeoca en La Villa · Herrera se aparta para dejar paso a Rafael España, quien coloca a su 'delfín', Sánchez Rull, al frente de la ciudad algecireña

Dicen que la historia es cíclica. Que los grandes acontecimientos se repiten cada cierto tiempo. Guerras, recesiones económicas y, desde ahora, relevos en las Alcaldías. 2010 se despedirá como el año en que otros dos regidores municipales fueron investidos en el Campo de Gibraltar. El mandato iniciado en 2007 suma ya, por tanto, doce alcaldes en una situación sin precedentes.

El último de los relevos se produjo en Algeciras. Cuando el concejal de Izquierda Unida Julio Martínez Fírvida le entregó el 15 de octubre al socialista Diego Sánchez Rull el bastón de mando del Consistorio, se ponía de manera oficial fin a un periodo convulso en las filas internas del PSOE y que tuvo en vilo al ciudadano durante varios días. El resultado fue que Rull pasó de Urbanismo a presidir la corporación en sustitución de Tomás Herrera, que acabó como subdelegado de la Junta de Andalucía en el Campo de Gibraltar. El puzzle se completó cuando Rafael España dejó la subdelegación para ser el candidato del PSOE a las próximas elecciones municipales. Casi nadie, ni los propios protagonistas, imaginaron tal desenlace.

Herrera dimitió a finales de septiembre como alcalde después de que la ejecutiva local, liderada por Rafael España, truncara sus aspiraciones de repetir como alcaldable en las municipales de 2011. Fue una pugna abierta entre los afines a Herrera, que contaba con el respaldo de la ejecutiva regional, y el bando de España, apoyado por las ejecutivas local y provincial, cuya apuesta verdadera era la delegada provincial Angelines Ortiz. Al final ni Herrera ni Ortiz, sino España, que ha asegurado por activa y por pasiva que no es una mera transición. Hasta mayo se quedará Sánchez Rull, el alcalde más joven de la democracia y uno de los delfines del candidato socialista.

En Los Barrios, el ño ha estado marcado, nuevamente, por la inestabilidad política del Gobierno municipal y el segundo relevo en la Alcaldía. La socialista Ángeles Ariza comenzó el año con empuje a pesar de haber sido torpedeada desde todos los flancos, incluido su partido, desde prácticamente el minuto uno de su gestión por haber arrinconado al erigido como sector crítico formado por los ediles Estefanía Ruiz, Antonio Rodríguez y Alfonso Pecino por apostar en su momento por Juan Montedeoca como sucesor de Alonso Rojas, a mediados de 2009. Ariza jalonó sus últimos meses de gestión con la intención de continuar al frente del Consistorio y cumplir con la primera de sus obligaciones: el abono de la nómina. Ariza perdió el pulso, al que se sumaron como brazo ejecutor el PSOE provincial y regional en apoyo de la vía continuista encarnada en Montedeoca, el 28 de mayo. Cuando parecía firmemente afianzada en su propósito de continuar contra viento y marea, Ariza sorprendió al inicio de una sesión plenaria abandonando el Ayuntamiento para siempre.

Montedeoca asumió el cargo en junio y no ha sido capaz de abonar ninguna nómina a tiempo. El abono de los salarios se erige como el principal problema de Los Barrios y que llevó incluso a quince días de huelga indefinida que dejaron al municipio en una situación de práctica anarquía.

En San Roque el bastón de mando no cambió de manos, pero fue el año de la ruptura del gobierno de concentración encabezado por Fernando Palma. USR, el partido bisagra que ha condicionado la acción de Gobierno en la última década en la localidad y gestionado áreas clave como Urbanismo, quedó apartado en dos fases y ahora se las ve con el PSOE en la oposición. La primera ruptura tuvo lugar en julio y tras un pleno donde se consumó la denominada "traición del acerado". USR votó a favor de una propuesta del PSOE para reincorporar a los trabajadores del plan de acerado que habían culminado su relación laboral con el Consistorio, lo que encendió la chispa en el PP. A los pocos días, Palma reorganizó el gobierno dejando fuera a dos ediles de USR: Juan Carlos Galindo y Salvador Romero Monrocle, alegando el alto coste político. Marina García continúo al frente de Fiestas mientras que José Antonio Ledesma quedó al frente de Cultura, si bien nunca llegó a asumir esta responsabilidad.

Fue por poco tiempo. En agosto, un comentario de Ledesma en su blog personal cargando contra el alcalde al decir que le faltaban dos tornillos fue la gota que colmó el vaso. Palma decidió cortar por lo sano y además lo hizo justo después de una demostración de fuerza de USR, quien solicitó públicamente el reingreso de Galindo y Romero a sus puestos para mantener su cuota de poder. Consciente de que no le eran imprescindibles para la mayoría absoluta, Palma acordó en septiembre extirpar lo que quedaba de USR en su equipo y reforzar al PIVG de Jesús Mayoral, uno de sus hombres fuertes.

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