Sucedió una mañana gris que a medida que aclaró desveló la primera de una tragedia tantas veces repetida. Entre aquella mañana "publicada" al día siguiente con una desgarradora y reveladora imagen obtenida por Ildefonso Sena y la de hoy, 20 años después, existen 18.000 muertes que decoran la ineficacia política y social de todas las partes implicadas en el fenómeno de la inmigración irregular.

Realmente no ha cambiado mucho la historia después de aquellas 18 primeras muertes y eso es lo que la asociación Algeciras Acoge, junto con la Asociación Pro Derechos Humanos, y la colaboración del Ayuntamiento de Tarifa quiso ayer recalcar en un acto que se convirtió en un grito de denuncia al final de un lamento y un recuerdo.

Fue el antiguo y veterano periodista de esta casa Ildefonso Sena el primero en intervenir en este acto público que reunió en torno al medio centenar de personas y al que no asistieron ninguna autoridad política ni comarcal ni provincial a excepción del alcalde tarifeño, Miguel Manella y la edil de Asuntos Sociales, Sonia Blanco.

Sena fue el primero en narrar a través de su crónica lo que avecinaba, una constante y paulatina llegada de cientos, miles de inmigrantes hasta nuestra fechas donde otras rutas han continuado las migraciones clandestinas. Sena leyó su primera crónica firmada en el Diario de Cádiz un dos de noviembre de 1988 que marcaría un antes y un después en el fenómeno de la inmigración irregular en nuestro país. Y a pesar del tiempo transcurrido, el tono de voz de Sena dejaba entrever que aún sigue emocionándose ante aquel triste naufragio del que sólo se salvaron cinco de los 23 inmigrantes que intentaron alcanzar la costa tarifeña.

Tras las palabras del periodista tarifeño, Lucas Segredo, de la Fundación Andalucía Acoge, leyó un manifiesto en el que criticaba la pasividad de las autoridades y de la propia sociedad civil ante una tragedia que continuamente se repite en distintos puntos de nuestro país. "Vivimos la contradicción entre la realidad de la inmigración con la respuesta de la sociedad civil.

Emotivos cinco minutos de silencio en los que los recuerdos afloraron en la mente de los allí congregados, muchos de ellos profesionales de los medios de comunicación, auténticos testigos directos de la inmigración y sus trágicos balances en los últimos veinte años. Allí, entre las flores y llamas de velas encendidas, cada cual recordó sin duda alguna imagen grabada del desembarco de una patera, el llanto de un niño, embarazadas exhaustas, menores marroquíes ateridos de frío y cadáveres, cientos, miles de cadáveres esparcidos en la arena o mecidos en tétrica danza entre las rompientes de una solitaria playa.

La comitiva se adentró en la playa de Los Lances y las personas fueron arrojando al mar claveles con los que sembrar la esperanza de que algún día no muy lejano, el fenómeno de la inmigración irregular sea un borroso recuerdo para vergüenza del hombre.

Sobre la una de la tarde la concentración en homenaje a los inmigrantes concluyó o mejor dicho se trasladó hasta la Casa de la Cultura en su jornada de tarde.