La Línea

El gran éxito de La Línea 100x100 eclipsa la pírrica victoria del PSOE

  • Las dos fuerzas obtienen el mismo número de concejales, nueve, y dependen de pactos. El PP sufre el segundo revés más severo de su historia, pero tiene la llave del gobierno. IU y PA pierden respaldo y ediles, pero siguen en el Pleno, en el que no estará UPyD

LA Línea 100x100 superó incluso sus propias expectativas e igualó, en el número de concejales electos, al PSOE, cuya lista fue la más respaldada en votos. Apenas setecientas papeletas separan al partido en el poder en el último periodo al de nuevo cuño, cuya irrupción tiene tintes históricos. Ambos disfrutarán de nueve representantes en el pleno municipal desde el próximo trece de junio. El resultado deja en manos del gran derrotado de la jornada, el Partido Popular, la decisión de qué partido gobernará durante los próximos cuatro años. En manos de los populares está que sus votos hagan alcalde a Juan Franco o mantener el bastón de mando en manos de Gemma Araujo, a la que Nacho Macías ha criticado con dureza desde que desembarcó en la primera línea de la política local el pasado mes de agosto. Izquierda Unida y PA, pese a obtener peores resultados que hace cuatro años, se mantienen como fuerzas representadas.

 

A Gemma Araujo, alcaldesa en funciones, no le queda siquiera el derecho, al menos el legítimo, de defender que debe gobernar La Línea la lista más votada, ya que ella misma lo ha hecho en los últimos cuatro años después de obtener en 2011 no sólo menos votos, sino también menos concejales que el PP, al que mandó a la oposición mediante una coalición por contrato con el PA y el apoyo de IU.

 

La Línea habló ayer. Pero bastante menos que hace cuatro años. En 2011 ejercieron su derecho ante las urnas 25.725 (52,59%) mientras que ayer la cifra quedó reducida a un 22.322  (45,39%). Más de 3.400 personas con derecho a voto de los que lo hicieron en 2011 renunciaron a acudir al colegio electoral, lo que no deja de ser un reflejo del hastío por la política que se respira en las calles del municipio, cuyo único antídoto ha encarnado 100x100, después de que Ciudadanos y la marca blanca de Podemos renunciasen a competir.

 

La ciudad sorprendió ayer incluso a los grandes protagonistas de la jornada. Seil mil ochocientos cincuenta linenses determinaron introducir en su sobre la papeleta de la lista 100x100, capaz de convertirse en una alternativa creíble después de haber dado a conocer su intención de competir a estos comicios el pasado nueve de septiembre. A través de este periódico, por cierto. Entonces con el aval de Francisco Mena y Anabel Barranco, que se quedaron por el camino, pero a quienes les corresponde, sin duda, una pequeña dosis del espectacular resultado conseguido ayer por la entonces plataforma a la que ayudaron a venir al mundo.

 

La Línea 100x100 ya anunció durante la campaña que su propuesta es un gobierno de concentración para sacar a la ciudad de la situación en la que se encuentran. No sólo tratará de establecer el pacto con el PP, sino que tenderá la mano a PA e IU. Anoche la  sede de la calle Águila era un hervidero humano, porque muchos ciudadanos ya son conscientes de que su líder tiene todas las posibilidades de convertirse en el próximo alcalde. Abrazos, claxones sonando y un ambiente de euforia muy significativo.

 

Esa sensación de victoria contrasta con la del PSOE. El poder le ha costado a Araujo unos 1.375 votos (un uno por ciento). Un revés que dejaba ayer caras largas en la calle Gibraltar. El impago de las nóminas, la nula prestación de servicios y el despotismo en su forma de conducirse le han pasado factura.

 

Las instituciones gobernadas por el Partido Popular salieron al rescate del Ayuntamiento en el momento más delicado de la historia reciente del municipio. Pero los conservadores no supieron vender su obra y después fueron acumulando errores. El partido designó de manera unilateral desde Cádiz, sin tener en cuenta a la militancia, a un candidato, Nacho Macías, que, a la vista está, no acabó de calar ni entre los votantes habituales de la formación. La condición de residente en Algeciras, el hecho de que recibiese un puesto de trabajo y la sensación de que por segunda vez consecutiva la intención era no alcanzar el gobierno fue lo que llegó al ciudadano. La consecuencia, el mayor descalabro de toda la democracia. En 1999 el entonces alcalde, José Antonio Fernández Pons, pasó a ser la tercera fuerza después de perder 7.290 votos ante el tsunami del GIL. En 2011, aunque no gobernó, fue la lista con mayor respaldo. Vuelve a ser la tercera después de dejarse por el camino 5.890.

 

En medio de esa situación dos fuerzas pierden votos y representación (de dos concejales a uno) y quedan en terreno de nadie. IU después de cuatro años de coherente oposición, pero de haber sido cómplice de la llegada de Araujo a la alcaldía. Ángel Villar, por su parte, burló en el tramo final a las encuestas y consiguió que el PA se mantenga vivo en la ciudad. En su día garantizó que se presentó con la intención de formar parte del equipo de gobierno.

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