Algeciras

Cafés con buena leche

  • Un cafetería de Algeciras ofrece a sus clientes la posibilidad de dejarle pagado un café a quien no puede costeárselo Es una tradición solidaria nacida en Nápoles que se extiende por miles de bares de todo el mundo

Son las nueve de la mañana y nuestro protagonista llega a una cafetería del centro de Algeciras para desayunar. Alguien entra a continuación y pide un café, pero paga dos. Miradas de extrañeza en la barra. Al tiempo dos chicas se sientan en una mesa: "Queremos cinco cafés, dos para nosotras y tres pendientes". ¿Pendientes? ¿Qué es eso de pendientes? ¿Se han vuelto locos los algecireños? Entran dos hombres trajeados. Piden cuatro cafés. Claro, dos para tomar y dos pendientes. Más miradas de extrañeza. Laura Zarco, la dueña de la cafetería, sonríe e invita a nuestro protagonista a esperar para ver desvelado el misterio. Entra en el local un hombre con ropas humildes: "¿Tienen ustedes cafés pendientes?", pregunta. Incógnita despejada. Esta cafetería se llama Kroxan, está al final de la calle Ancha, y facilita a sus clientes que paguen cafés de forma anticipada para que luego vengan las personas que no tienen recursos parar costeárselos y puedan calentar el estómago.

Esta iniciativa, una curiosa forma de caridad, nació en Nápoles, Italia, con el nombre de Caffe Sospeso. Fue a principios del siglo XX. Cuando alguien se había llevado una alegría o había tenido un ingreso extra pagaba dos tazas, una para él y otra para el que llegara con los bolsillos vacíos.

Cuentan que el italiano Maurizio del Bufalo, de 60 años, fue el gran recuperador de la iniciativa. A sus 19 años, en 1973, conoció la costumbre napolitana. Cuarenta años después, los representantes de siete festivales de cine de la región buscaban el modo de llamar la atención de la ciudadanía sobre los recortes a la cultura. Y a Del Bufalo se le ocurrió recuperar el espíritu de esa práctica, perdido en los años ochenta. Después, impulsada por las redes sociales, se ha ido extendiendo a varios países, siempre con muy buena respuesta de los clientes, dispuestos a pagar anticipadamente el café a alguien que no puede permitirse el lujo de una taza caliente. En principio dejaban en los establecimientos no sólo el café, sino también comida. Aquí sucede igual. Hay quien se come un bollo y un café, simplemente se descuentan dos, porque todo está perfectamente contabilizado.

Cafés pendientes tiene una página en internet en la que se advierte que se trata de "una iniciativa que invita a realizar una acción solidaria, sin ánimo de lucro y basada en la confianza".

En España la impulsa un joven de Barcelona que se llama Gonzalo Sapiña. "Soy un profesional del marketing online que quiere impulsar una idea solidaria para ver cómo la gente realiza actos generosos, sencillos y de bajo coste. El ser solidario puede estar al alcance de muchos", explica en la web. Bares y restaurantes de A Coruña, Albacete, Alicante, Aranda de Duero, Asturias, Avilés, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cantabria, Ciudad Real, Cáceres, Galicia, Gijón, Granada, Guadalajara y un largo etcétera se han sumado ya a este curioso proyecto.

Laura Zarco lo conoció por Facebook y no dudó en ponerlo en marcha en Kroxan, donde está teniendo mucho éxito. En una pizarra marcan con una raya cuando alguien deja un café pendiente y la tachan cuando está consumido. Ya han puesto alrededor de 200 cafés pendientes y le quedan unos cincuenta. Laura y sus camareras invitan a los clientes a que se corra la voz, que si ven a alguien pidiendo limosna por la calle le digan que en el Kroxan tiene un café pagado. "La idea es ayudar a la gente. Aunque la mayoría de las personas lo reciben bien y participan también hay quien critica diciendo que si el empresario gana... pero es mentira porque el negocio no se sostiene gracias a esto ni mucho menos", explica.

En la provincia sólo hay dos centros sumados a esta iniciativa. El otro está en Cádiz. "La gente se fija en lo que está pasando, pregunta y se lo explicamos y lo reciben bien. Mucha gente participa, cada vez más", relata.

Aunque pueda parecer que se presta a la picaresca del que quiere tomar café gratis, en la práctica no se da. "La gente se conciencia y no hemos tenido ningún problema. A simple vista se ve si alguien necesita un café y algo de comer y no puede pagárselo", comenta Laura Zarco, que quiere seguir haciendo muchas rayitas en la pizarra que preside el bar, junto al logotipo que representa una taza humeante. Un café con buena leche.

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