Historia

Centenario del puerto de Algeciras (XII)

  • Este capítulo cierra la serie histórica con motivo de los 100 años cumplidos de las obras del puerto el 25 de mayo. El ministro en funciones Miguel Villanueva acudió para la cita

 Con la presente y última entrega, se cumple un viaje en el tiempo que comenzó en el pasado mes de enero; intentando en cada etapa, recoger documentalmente: hechos, anécdotas o vivencias, que nos recordasen, que tras la gran infraestructura portuaria que hoy contemplamos, está el espíritu de nuestra ciudad. 

Atrás quedará el recuerdo de aquel 25 de mayo de 1913, cuando el ministro de Fomento en funciones Miguel Villanueva –antes de su salida para Algeciras, le había presentado su dimisión al presidente del Consejo de Ministros, Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones; éste aceptó la renuncia que fue ratificada por el Rey, el 24 de mayo, según el BOE, de 25 de mayo de aquel mismo año–, luego, el ex ministro en cuestión, acompañado por el alcalde de Algeciras Antonio Bonany Vargas Machuca, y el entonces director de la Junta de Obras del Puerto (institución que se había creado en 1906), Ramón Martínez Campos, además de otras autoridades civiles, militares y religiosas, fueron testigos de la colocación de la primera piedra, de la construcción portuaria que posteriormente recibiría la denominación  de “muelle de Alfonso XIII”, según el acuerdo tomado en la sesión extraordinaria de la JOP, de 23 de mayo de 1913. Rápidamente el sabio pueblo algecireño, alejado de la oficialidad, decidió rebautizar al nuevo puerto, con el sobrenombre de “muelle de la Galera”, debido a que con esa denominación  (La Galera), era conocida la roca sobre la que se construyó el citado muelle. (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (I). Europa Sur, 20 de enero de 2013).

 

Otro momento significado para el desarrollo del puerto, recogido en éstas páginas, fue la visita real en 1909, y el importante impulso que ésta supuso para el comienzo de las infraestructuras. “Durante su estancia en nuestra ciudad, Alfonso XIII, en una entrevista informal que mantuvo con el alcalde, según informó éste posteriormente a la prensa, mostró gran interés en conocer la marcha de las obras del puerto; así como las reformas que necesitaba la población. Se ha de suponer que serían obras de adaptación de la zona portuaria, a los planes previstos por el ramo de la guerra; y también, lógicamente a las reformas, que la ciudad podría necesitar complementariamente a los planes bélicos. Sea como fuere, el alcalde contesto a cada una de las preguntas del monarca, ofreciéndose para enseñarle, un plano del futuro puerto de Algeciras”. Sin duda, el buen alcalde Juan Guadalupe, tenía información técnica detallada, de primera mano, al igual que de seguro, también la tendría el monarca de los próximos cambios que iría observando paulatinamente la ciudad, en base a la puesta en marcha de las futuras infraestructuras portuarias. Dadas las preocupantes noticias que llegaban desde  Marruecos, mucha era la inquietud que en el entorno castrense, se tenía sobre las acciones a realizar en el puerto algecireño; prueba de ello, es que no solo el alcalde de Algeciras tocó el asunto con el monarca, sino que también otras autoridades, como el Comandante de Marina, destinado en nuestra ciudad, aprovechando el viaje de regreso desde Tarifa, como así lo recoge la documentación consultada, también abordó la cuestión con el Rey.(TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (III). Europa Sur, 24 de marzo de 2013).

También fue recordada la conferencia internacional (1906), y las repercusiones que la misma tendría en la zona portuaria de la ciudad. “En primer lugar con cargo al erario público municipal, se arreglaron los caminos ubicados en el entorno mas cercano al puerto, y que conducían a delegados e informadores al hotel Reina Cristina, y a las residencias diplomáticas situadas en las inmediaciones de El Chorruelo. En ese mismo entorno, se puede definir a la zona cercana al hotel Anglo Hispano; la cual, también recibió los oportunos arreglos, incluida la construcción del puente que sería denominado popularmente “de la Conferencia”, por el ingeniero civil, Enríquez Martínez y que facilitaría el tránsito de los carruajes de los delegados y visitantes en general, entre una orilla y otra del río de la Miel. El día 23 de enero, la ciudad celebra la onomástica del rey. “Los buques surtos en el puerto, el Royal Souvering, que enarbola la insignia del almirante de la escuadra inglesa los cruceros franceses Galilei y Lalande y los de la división española, cuidaron de avisar a todos con sus cañonazos o salvas de saludos [...], la bahía presentaba en tales momentos, un espectáculo soberbio, la nota mas interesante de la fiesta, fue el té con que a bordo del crucero Carlos V, fueron obsequiados los representantes extranjeros, las autoridades, las altas personalidades de Gibraltar y Algeciras, y los periodistas. En gabarras, y botes dirigíanse al buque español, señoras y señoritas elegantes y bellísimas. De la plaza de Gibraltar, llegaban vapores con los invitados a la fiesta [...], en un lanchón que partió del muelle de madera, llegaron al costado del Carlos V los delegados marroquíes. La fiesta había sido tan agradable y animada que a todos les supo a poco”. (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (IV). Europa Sur, 21 de abril de 2013).

 

La impronta del puerto en nuestras tradiciones, también ha sido observada en ésta serie. La documentación estudiada nos hablaba de la feria real. “Estamos en plena feria, la animación ha llegado al apogeo del entusiasmo, discurren por nuestras calles miles de forasteros, tratantes, muchas muchachas bonitas; y no se habla de otra cosa que de compras y ventas de ganado, de toreros y de toros, de teatro, bailes, y de las llegadas y salidas de trenes y vapores desde la zona del muelle. La Marina indudablemente, reúne los mejores atractivos; nada mas delicioso que contemplar desde el muelle, la llegada de los vapores que proceden de Gibraltar, o ver desfilar por el muelle de madera, la avalancha de criaturas que vienen a disfrutar de la genuina fiesta española”.(TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (VI). Europa Sur, 16 de junio de 2013).

 

También el puerto tuvo su importancia en la recuperación de la tradición de la procesión de la Virgen del Carmen. El desfile procesional se desarrollaba, según la documentación estudiada del modo siguiente: “Algeciras 1920. Con extraordinaria brillantez, se celebró la pasada noche del jueves 15, la procesión marítima de Nuestra Señora del Carmen. Desde el anochecer un inmenso gentío llenaba la avenida de La Marina y los muelles. El espectáculo de la procesión por la bahía resultó lindísimo y sorprendente [...], las sirenas de los barcos surtos en nuestro puerto, saludaron a la ínclita patrona [...], una vez efectuado el desembarco, la procesión se dirigió a la parroquia de Nuestra Señora de La Palma, de donde salió para retornar de su punto de partida, en la iglesia de La Caridad, donde se venera a la Patrona de la Marina Española”. .(TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (ViI). Europa Sur, 14 de julio de 2013).

El puerto como escenario de la historia de España. Un niño algecireño de 10 años, nos narró la jornada del 15 de agosto de 1936 (El Convoy de la Victoria). “Manolín era huérfano de madre, vivía con su padre, hermano y su abuela Antonia en la calle Jerez. Manolín y su abuela subieron a la azotea de la casa de Pascualito (calle Ruiz Tagle), para ver desde allí, lo que lo que estaba aconteciendo en el puerto [...], la curiosidad infantil pudo con él. Se escapó de la mano de su abuela y se fue corriendo al bar de su padre [...], todos gritaban: ¡¡los barcos ya están en el puerto!!. Y Manolín allá que se fue. Una muchedumbre de soldados inundaba todo el puerto; estaba emocionado con los ojos de par en par, al ver tantos uniformes de tan variados tipos y colores. Por la noche mientras se lo contaba a su abuela Antonia, ella le aclaró que esos soldados con pantalones extraños que a él le habían llamado la atención, eran “los moros” de quienes todos hablaban. Manolín en su inconsciencia, se durmió entusiasmado por todo lo que había visto durante el día”. (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (VIII). Europa Sur, 25 de agosto de 2013).

Los primeros problemas aduaneros. “Sabemos de un individuo domiciliado en esta, que no hace mucho llegada de Gibraltar, con una arroba de azúcar para el consumo de su casa [...], al mencionado individuo, le despacharon 5 kilos de azúcar de que era portador, adeudando como es lógico, los correspondientes derechos que el arancel indica; pero la otra parte del artículo, se lo mandan decomisado a la Aduana (calle José Santacana), y al ir a recogerlo, le manifiestan, que puede sacar la mercancía, no sin antes abonar la multa que la ley dispone. Se nos ocurre preguntar ¿si esta Aduana no está habilitada para despachar 12 kilos de azúcar?; y, ¿por qué razón, se han despachado por esta Aduana alguna que otra caja de azúcar de 4 arrobas, sin mas documento que un talón expedido en el despacho de entrada al muelle?”. (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (IX). Europa Sur, 22 de septiembre de 2013).

 

Tampoco faltaron los momentos trágicos. “Todo comenzó el 13 de febrero de 1921. La violencia fue tan grande, que las embarcaciones existentes en la bahía se vieron obligadas a refugiarse en lugar seguro. Los vapores con destino a Ceuta, Tánger y Gibraltar, no pudieron realizar sus servicios diarios debido al estado de la mar [...], dos embarcaciones de la casa Bland, quedaron atravesadas bajo el puente de hierro, construido para que el ferrocarril llegara hasta el puerto, y tuvieron que ser destrozadas para que las aguas del río de la Miel, no se desbordasen dando lugar a inundaciones en la zona baja de la ciudad.” (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (X). Europa Sur, 27 de octubre de 2013).

 

Los empleados de la Junta de Obras, también tuvieron su recuerdo: “En la noche del miércoles pasado, tuvo lugar en la morada de nuestro respetable amigo Pedro Quintero, empleado de la junta consultivo de la JOP, la firma de esponsales de su simpática hija Victorina, y el muy estimado joven, José Viñas, inspector de las bodegas Xifré, de Barcelona”. (TAPIA LEDESMA, M. Centenario del puerto de Algeciras (XI). Europa Sur, 17 de noviembre de 2013).

 

Y al igual que el empleado de la JOP, también pasaron por estas páginas del recuerdo, otros personajes, como: los capitanes de los vapores, los trabajadores del muelle (los camalos), los dueños de los establecimientos del puerto, como el popular Paco Pérez; las autoridades que hicieron posible la gran obra, como el diputado José Luis de Torres o el ingeniero director Martínez Campos, entre muchos otros; en definitiva, se ha tratado de hacer un homenaje al centenario mismo, y a todas las personas que han hecho posible esta realidad que es conocida en el mundo, como:  el puerto de Algeciras. 

Para finalizar, gracias a todos los que –me consta sobradamente–, han seguido la serie de capítulos a lo largo de todo el año; y decirles, que aún queda mucho que contar y relatar del rico pasado de nuestra ciudad. Pero esas, serán otras historias. 

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