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El algecirismo vuelve a ser uno

  • La grada responde y aprieta en momentos claves para acabar volcada con un equipo que pone la primera piedra

Hace falta muy poquito para prender la mecha del algecirismo. Una internada, un centro con intención, un corte de balón al suelo, un !uy¡... y rompen los aplausos. La afición del Algeciras CF volvió a responder ayer, una vez más, ante un equipo que puso de cara la eliminatoria con el Atlético Astorga. 1-0. Un resultado para creer en la vuelta en suelo leonés. Queda un mundo en la carrera por el ascenso a Segunda división B pero el algecirismo colocó la primera piedra y, lo que es más importante, confirmó su fe en una religión hermanada con el sufrimiento.

Un partido de liguilla sabe y huele distinto. Desde el mediodía, cuando los más madrugadores se acercaron a almorzar a la sede social del club, ya se palpaba un ambiente especial. Llegó la hora del café y las primeras avanzadillas albirrojas comenzaron a tomar posiciones. Expectación, nervios, cautela, optimismo... de todo un poco entre una hinchada acostumbrada al todo o nada.

El club homenajea a Jesús Casas con su insignia de oro por sus 20 años de servicio

A lo que no está acostumbrada la gente del Algeciras es a una eliminatoria con el primer partido en casa. Se percibió desde que los equipos llegaron al estadio. Los de casa, entre gestos de cariño y ánimos. Los foráneos, entre pitos y estruendo, pero con esa sensación latente de que el balón ni siquiera había comenzado a rodar. No hubo apenas hostilidad y la que pudo haber se esfumó ante el aura protectora de la presidenta del Atlético Astorga, Sagrario González, quien merece capítulo aparte.

Muchas caras conocidas del fútbol de la comarca se dejaron ver por el Nuevo Mirador. Jugadores, entrenadores, ojeadores, exfutbolistas... Los seguidores pudieron saludar a gente como Javi Chico, un estandarte en los últimos ascensos albirrojos, o a Raúl Molina, partícipe de aquel ascenso con Baby.

La directiva del Balonmano Ciudad de Algeciras, con Pedro Soria a la cabeza, acudió para apoyar al equipo de fútbol y corresponder al aliento recibido por su entidad durante la pasada fase de ascenso saldada con éxito en la ciudad.

Las algo más de 3.500 personas que se dieron cita en el estadio presenciaron el homenaje que el club brindó al delegado de campo Jesús Casas Morales con la entrega de la insignia de oro por su más de veinte años de servicio a la entidad. Una auténtico ejemplo.

Los futbolistas de Astorga tuvieron un detalle antes del inicio del partido al regalar a la grada de Tribuna unos obsequios. Los lanzaron al vuelo para fortuna de once agraciados.

El duelo de ida de esta primera eliminatoria -cuartos de final- se vivió con tensión, con esa incertidumbre que produce el pensar también en el partido de vuelta, pero con un final feliz, con ese gol de José Mari en el minuto 88 que desató el júbilo en el Nuevo Mirador. Un gol que hace creer a toda una afición.

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