medio ambiente

Los científicos hallan indicios de un retroceso de la invasión del alga en el Estrecho y la Bahía de Algeciras

  • La Rugulopterix Okamurae, que ha causado daños "extraordinarios" en la biodiversidad y la pesca, amenaza con trasladarse a otras zonas adosada a los plásticos  

José Carlos García Gómez, con algas en las manos, junto a Estrella Blanco, de la Fundación Cepsa, en Alcaidesa marina.

José Carlos García Gómez, con algas en las manos, junto a Estrella Blanco, de la Fundación Cepsa, en Alcaidesa marina. / Jorge del Águila

Los científicos del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla han detectado los primeros indicios de un retroceso en la "brutal" invasión a la que ha sometido el alga asiática Rugulopterix okamurae al Estrecho y la Bahía de Algeciras en solo seis años. Esa es la buena noticia, la mala es que en este tiempo ha causado daños "extraordinarios" en la biodiversidad (en el 81% de los casos ha desplazado al resto de macroalgas) y el sector pesquero sin que se puedan aplicar métodos mecánicos o químicos para siquiera paliar su impacto. Y lo peor es que amenaza con trasladarse a otros lugares, por ejemplo adosadas a los plásticos que contaminan los mares de todo el mundo.

Estas son algunas de las conclusiones que el equipo liderado por el doctor José Carlos García Gómez ha hecho públicas este jueves en Alcaidesa Marina, en La Línea, cuando se cumple el tercer año del estudio del alga asiática que lleva a cabo con el apoyo de la Fundación Cepsa.     

Los científicos han determinado algunas curiosidades en su afán por conocer con mayor profundidad a la Rugulopterix okamurae. Por ejemplo, que en el interior de los puertos está instalada pero presenta una forma distinta completamente especializada para  zonas de poco oleaje. "Fue el primer problema que supimos resolver al menos parcialmente, porque parecían dos especies diferentes y ha llevado un tiempo demostrar que son la misma porque esta investigación exige muchos niveles de comprobación. En toda la zona hasta Almería está por todos lados, incluso donde la luz está muy atenuada, adonde no llegan especies nativas", ha explicado el doctor linense. 

El alga adopta otra forma al introducirse en los puertos

El alga, ha confirmado este estudio, tiene la capacidad de fijarse en los plásticos y por lo tanto puede transportarse a otras zonas. Este tipo de basura está tan extendida por el planeta que se considera el principal problema de contaminación de los mares. Ahora se sabe que el material es un vector de especies con potencial invasor. "Es candidata a montarse en los plásticos e irse vaya usted a saber dónde e instalarse si las condiciones son las adecuadas", ha advertido José Carlos García Gómez, que ha celebrado la publicación de cuatro estudios científicos en los que se soportan muchos datos que maneja su departamento.  

"Desde el principio pusimos un énfasis importante en conocer al enemigo, en determinar las fortalezas y debilidades de una especie invasora que se vio venir desde primera hora que era tal, pese a que transcurrieron cinco años hasta que fue declarada así oficialmente, lo que dificultó muchas actuaciones de gestión para poder arrancar con investigaciones regladas e importantes", ha afirmado. 

En 2016 saltó la alarma en una estación de detección temprana en la Isla de Tarifa. En enclaves umbríos, de no estar presente, pasó a ocupar el 80% de la superficie del fondo en un año. Desplazó por completo la biota nativa, tanto de fauna fijada al fondo como de flora. Fue "sorprendente y altamente preocupante" porque era algo que los científicos no habían visto con anterioridad, ni siquiera en invasiones protagonizadas por especies similares en otras partes del mundo. 

Se han observado casos en que otras algas se sitúan encima y les provocan la muerte quitándoles la luz

Entre 2019 y 2020 remitió; bajo la cobertura y se estabilizó y este año creen que ha descendido un poco más. "Está más a la baja, pero todavía no lo podemos certificar porque hay muchos lugares de monitorización que no están controlados. Quiero ser prudente, pero está habiendo cambios importantes. Todas las bioinvasiones habidas en el mundo son desesperantes porque ninguna ha arrojado luz de cómo se tiene que gestionar algo así de manera efectiva. Todas han fracasado pero hay algo muy esperanzador, porque con el tiempo se produce un contraataque de las especies locales. Le acaban buscando las vueltas y ganándole terreno, bien por exclusión directa, por la potencialidad competitiva, o bien, colocándose encima, como un alga epífita, lo que le hace la vida imposible a la invasora", ha subrayado el biólogo, que ha comprobado personalmente cómo esto sucede ya en el Estrecho. "Parecía que había desaparecido y era que estaba debajo de otra alga autóctona, con un sistema de rizoide, y la invasora presentaba ya necrosis porque no le llegaba la luz", ha comentado.   

Hay otros motivos que pueden estar provocando un freno a la invasión de la Rugulopterix. El principal tiene su origen en que las algas poseen un sistema de reproducción que combina la sexual y la asexual. En esa segunda parte de la reproducción surgen organismos clónicos, réplicas idénticas que "a corto plazo se lo lleva todo por delante" pero a largo plazo no existe una mezcla de genes que haga que las siguientes generaciones sean "más adaptativas a un medio ambiente que no es el suyo, porque vienen de Japón". "Es entonces cuando da el zarpazo el sistema ecológico local y empieza a frenar", ha manifestado el responsable del estudio. 

"Al principio, las invasoras entran muy fuerte y luego retroceden porque el sistema las va poniendo en su sitio. Al final se quedan pero en espacios discretos, no como lo que vemos ahora aquí. Eso parece que se ha iniciado en este caso, pero todavía no lo podemos confirmar", ha insistido.  

Los procedimientos de eliminación mecánicos y químicos estás descartados desde el principio

García Gómez ha explicado que desde un primer momento quedó claro que es "imposible atacarla por procedimientos mecánicos, como dragas de succión, porque es un tratamiento inespecífico y se iba a llevar por delante lo que quedaba de la biota local". "También existen alguicidas muy efectivos que laminan ese tipo de algas y otras microscópicas, pero son igualmente inespecíficos", ha apostillado. 

El alga asiática presenta todavía una enorme "capacidad de desbordar a todos los seres vivos nativos". "Gran parte de los fondos del Estrecho están alfombrados con un tono monocromático porque se han producido cambios brutales en el ecosistema", ha constatado el científico, para el que es muy importante el "frente de participación activa de ciudadanos que colaboran con los científicos sin ser profesionales de la ciencia, en la monitorización y el control ambiental de situaciones como esta". "Había información videográfica y fotográfica de los fondos que ha sido determinante para evaluar con finura la situación del antes y el después de la invasión, para determinar el alcance del impacto paisajístico y biológico. Y ya digo que no es nada bueno, tiene una dimensión extraordinaria", ha dicho.  

Sobre el futuro, el biólogo entiende que es "muy importante" saber cómo va a actuar en el momento en que salga del Estrecho. "De hecho, ya está en las Azores, ha pasado de Lagos, en Portugal, y se está constituyendo en plaga, al igual que en el Golfo de Marsella, donde estuvo hace mucho tiempo. Estaba de forma latente porque los inviernos del norte del Mediterráneo Occidental son muy severos, pero se ve que con el calentamiento global y los promedios térmicos de los últimos años, la especie ha acabado encontrando su sitio allí", ha relatado. 

"Es muy importante establecer una red de detección temprana en zonas próximas al Estrecho. No está en otros lugares, pero se la espera relativamente pronto y el impacto en la biodiversidad es muy alto, así como en la actividad pesquera, porque además de que espanta a la pesca, embadurna las artes verticales de redes y los peces las ven y no caen", ha concluido. 

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