Roberto Verino | Diseñador

"El éxito sólo aparece antes que el trabajo en el diccionario"

El diseñador Roberto Verino en un primer plano en el Hotel Casa 1800, en Sevilla. Fotos: Brais Lorenzo.

El diseñador Roberto Verino en un primer plano en el Hotel Casa 1800, en Sevilla. Fotos: Brais Lorenzo.

Lanzó primera colección prêt à porter en 1982, el año en el que Naranjito protagonizaba camisetas y todo tipo de merchandising y las españolas empezaban a cambiar su concepción de la estética y la moda. Una especie de aperturismo hacia las tendencias más europeas y empoderadas, que Roberto Verino (Verín, Galicia, 1945) supo aprovechar para emprender un camino que lo ha llevado hasta el día de hoy. Con más de cuarenta años liderando una de las firmas españolas más reconocidas a nivel internacional, el diseñador mantiene la ilusión del primer día y lleva grabado a fuego la teoría de las tres T para lograr el éxito: "Trabajo, trabajo y trabajo". Aunque para él el éxito no es la meta, sino la felicidad, concepto que quiere transmitir a través de todos sus diseños, que están pensados para una mujer que se mira en el espejo y que disfruta con lo que éste le devuelve.

Líder del movimiento See now, buy now, el diseñador hace hincapié en la importancia de la durabilidad de las prendas, tanto en calidad como en diseño, y aboga por la creación de armarios emocionales en los que las prendas formen parte de los contextos del que las lleva. Todo esto se observa en la exposición con la que Roberto Verino celebra el 40 aniversario de la firma y que puede verse en el Antiqvarium hasta el 13 de noviembre de 2023. Bajo el nombre de 40 años de estilo Verino, la muestra se plantea como un homenaje a la firma y su sello personal. Un juego con la atemporalidad del estilo de la casa en el que el propio diseñador invita al espectador a adivinar cuáles son la primera y la última pieza de su obra sin mirar los carteles informativos. "Pocas personas aciertan", explica. Sobre esto y otros aspectos como la sostenibilidad, el empoderamiento y el slow fashion hemos hablado con Roberto Verino, un espíritu libre e insaciable que está deseoso de seguir creando un estilo icónico.

Roberto Verino posa al finalizar la entrevista. Roberto Verino posa al finalizar la entrevista.

Roberto Verino posa al finalizar la entrevista.

Celebra más de 40 años en el mundo de la moda con una muestra que es una retrospectiva del #estiloverino, ¿en qué consiste un estilo tan reconocible?

Me gustaría que eso sucediera así, que fuera tan reconocible. El estilo Verino apuesta por la sencillez, la funcionalidad y la calidad y deja el protagonismo al estilo de las personas, no a la prenda. Ahí es menos evidente la capacidad para reconocer la autoría de las piezas. Lo que caracteriza al estilo Verino es que esa sencillez, esa funcionalidad y esa elegancia ponen en valor a las personas que llevan la prenda.

"No hay mejor sostenibilidad que la de consumir de manera racional y consecuente"

Ahora se habla mucho del concepto atemporalidad y sus piezas hacen gala de ello, ¿es la razón de su éxito?

Es la clave, por muchas razones. Primero, porque las personas no hacen un gasto, hacen una inversión. Segundo, porque intentan ser ellas mismas, no ir igual que el resto. Tercero, porque a esas piezas se les puede sacar mucho partido, se convierten en armarios emocionales y contribuyen a que las personas recuerden sus vivencias a través de la moda. Mucha gente me para por la calle para agradecerme que prendas mías le hayan dado suerte. Además, la calidad de las prendas atemporales hace posible que muchas prendas tengan una durabilidad muy extensa. No sólo desde el punto de vista estético, sino que la calidad ha permitido que perdure en el tiempo y eso, incluso, le ha otorgado un valor añadido a la prenda. Ahora todo el mundo habla de sostenibilidad y no hay mejor sostenibilidad que la de consumir de manera racional y consecuente. Ahí, además, está la clave. No estás malgastando el dinero porque es una inversión y no vas igual que nadie.

"La mujer necesitaba un aliado a la hora de darle respuesta a su vestuario y ese aliado debía entender las claves para que se sintiera segura"

¿Cómo supo a qué mujer vestiría Roberto Verino?

Entendí que la mujer necesitaba un aliado a la hora de darle respuesta a su vestuario y ese aliado debía entender las claves para que se sintiera segura, bien con ella misma y guapa. Además, tienes que crear una prenda y concederle la oportunidad de llevarla de diferentes formas para que el vestuario se vuelva más plural. Cuando empecé a trabajar, las mujeres empezaban a independizarse, se tomaban la vida con otros principios, con menos limitaciones. El concepto libertad a veces se interpreta de manera convencional, política o de dependencia y la clave es la libertad económica. A medida que las mujeres empezaban a tener capacidad profesional para ganarse la vida, empezaba su libertad. No dependían de nadie, ahí está la gran libertad. Al final no solamente quieres ser tú, sino que, además, te lo puedes permitir. Es ese empoderamiento el que ha sido clave, incluso para que en este país hayamos tenido una evolución tan constructiva. Os lo debemos a vosotras.

Un momento de la entrevista con Roberto Verino en el Hotel Casa Sevilla 1800. Un momento de la entrevista con Roberto Verino en el Hotel Casa Sevilla 1800.

Un momento de la entrevista con Roberto Verino en el Hotel Casa Sevilla 1800.

Tuvo claro que quería apostar por la economía y la proyección local y llevó a Verín su proyecto, seguro que no fue nada fácil...

Fácil no es, nunca lo es. Hay que poner en valor el esfuerzo que hay que hacer para superar tantísimas circunstancias. Reconozco que fui un loco en su momento por venirme de París para montar una empresa de moda en un entorno rural en el que no había tradición industrial y mucho menos de moda. Pero a mí me interesaba más la relación familiar, poder hacer algo en mi pueblo para evitar que mucha gente tuviera que marcharse para ganarse la vida y al mismo tiempo poder sentir orgullo de ser de donde soy. Es difícil ser profeta en tu tierra y yo lo soy. España es un país cainita en el que se disfruta cuando al otro le va mal. Lo ideal sería que a todo el mundo le fuera bien y cuanto mejor le fuera, mejor para todos porque salimos beneficiados.

¿Considera que ese es el mayor logro de su carrera?

Ha sido el gran acierto de mi vida porque he cumplido un sueño, que muchas personas que tenían que irse de su casa a buscar un futuro no tuvieran que hacerlo. Hacer felices a las personas es mi leitmotiv y eso es lo que me ha llenado siempre. También es algo recíproco, hacer felices a los demás también me hace feliz a mí.

Usted empezó en un entorno rural y apostó por la sostenibilidad y el comercio local, algo que ahora está muy en auge, pero que cada vez tiene más obstáculos. ¿Lo tuvo más difícil usted o el que empieza ahora?

La gente que hoy empieza tiene las lógicas dificultades de un comienzo, pero ahora tienen como contrapartida muchas más posibilidades de formación. Antes no teníamos cómo formarnos y aprendíamos de manera autodidacta. Pero nada es fácil, hay que tener la capacidad de soñar y, sobre todo, entender que nada existe sin la teoría de las tres T: Trabajo, trabajo y trabajo. El éxito sólo aparece antes que el trabajo en el diccionario y tendría que ser al revés. El éxito es la consecuencia de haber conseguido, como mucho trabajo, llegar a cumplir tus sueños. Yo estoy cerca, pero como soy un perfeccionista, nunca llego a la excelencia. Nunca se puede estar satisfecho con el trabajo, porque eso significa que ya no queda nada por hacer y siempre hay algo más. Se puede estar contento, yo estoy contento.

¿Qué le queda por hacer?

Muchas cosas. Soy muy curioso, todavía tengo la mente de un niño que quiere aprender. Hay muchas cosas que se pueden mejorar y otras que se pueden disfrutar. Tengo voluntad y capacidad de trabajo, tengo esa ilusión que es clave para seguir proyectando cosas hasta que la gente esté guapa, que yo me sienta por ello reconocido y que todo lo que se me presente sea capaz de abordarlo con calidad. Porque lo que yo tenga que hacer, si no lo hago bien, nunca lo haría.

Detalle de las manos del diseñador Roberto Verino. Detalle de las manos del diseñador Roberto Verino.

Detalle de las manos del diseñador Roberto Verino.

¿Cómo se lleva con las redes sociales?

Sólo las utilizo desde el punto de vista profesional. Antes, la relación que teníamos con los consumidores era consecuencia de lo que hacíamos para la prensa especializada. Ahora llegan las redes sociales y todo puedes transmitirlo en directo, al instante. Hay un cambio evidente que nos hace conectar con el consumidor de una manera más rápida, más cercana. Antes hacíamos los desfiles con nueve meses de antelación, pero ahora un consumidor no quiere ver en otoño lo que se va a poner en primavera. Quise romper con ciertos atavismos y ahora hacemos los desfiles en el tiempo en el que se usan las prendas.

Ahora muchas firmas apuestas por las influencers como imagen de marca, ¿cuál es la mejor propaganda de Roberto Verino?

Hacer calidad, apostar por la atemporalidad e intentar no disfrazar a la gente, que le sirva la ropa en el tiempo y que con ella puedan construir armarios emocionales. Así consigues fidelidad y eso, en el fondo, es la mejor forma de construir tu marca. Antes hacías un desfile y había una explosión, venía todo el mundo, pero había que rellenar huecos entre un desfile y otro. Prefiero seguir la teoría de que hay que ir día a día, partido a partido.

¿Qué considera mayor éxito, que la Reina Letizia haya llevado sus prendas o que sus piezas pasen de madres a hijas y que sigan siendo tendencia y de calidad?

Que mis prendas pasen de madres a hijas. Aplaudo y agradezco muchísimo que la Reina Letizia apoye la moda española. En su caso, además, las prendas también pasan de madres a hijas porque la Princesa Leonor y la Infanta se ha puesto prendas de su madre. En el fondo la moda no va de reinas o plebeyas, va de calidad, de criterio, de inteligencia, porque en el fondo es una cuestión de ser inteligente y saber qué es lo que de verdad te conviene para ser tú y no lo que te digan que tienes que ser porque lo lleva todo el mundo porque cuesta muy poco.

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