LA campaña electoral vasca trascurría como los capítulos iniciales y felices de la obra cumbre de J.R.R. Tolkien, los afanosos hobits de la Comarca festejaban sus trofeos, nuevos chavales venían a relevar a un pasado tan olvidable como olvidado y quienes antes impusieron el terror con asesinatos, secuestros y extorsión mafiosa se disponían a ser los primeros de la competición gracias a una afanosa estrategia de mimetización. Hasta que un periodista vasco, de San Sebastián, director del programa Hora 25 de la cadena Ser, Aimar Bretos, repreguntó al candidato de Bildu: “¿Fue ETA un grupo terrorista”

Pello Otxandiano, el candidato de Bildu, ya había intentado camuflar su opinión sobre ETA mediante la vieja táctica de la contextualización, había reducido la banda a un “ciclo histórico” que se cerró hace tiempo, incluso en un debate celebrado el pasado lunes en San Sebastián contestó a los cabezas de cartel del PSOE, PP y PNV que “lo fácil” era condenar. “Pues condene”, inquirió el candidato socialista, Eneko Andueza, sin éxito alguno.

Todos sabemos cuáles la opinión de Sortu sobre ETA, esto no es la novedad, uno de los últimos jefes de la banda terrorista, David Pla, es miembro de su dirección, pero el envoltorio de Bildu, una coalición donde participan más formaciones que rechazaron en su día la violencia, le permitía avanzar por esta campaña como el partido cool, progresista y de izquierdas, verde y social. Dejad que los jóvenes se acerquen a mí.

Pero Aimar Bretos, que maneja a la perfección el género de la entrevista, que no va ni de adulador ni de justiciero, puso a Pello Otxandiano frente a su propio espejo. “¿Fue ETA un ciclo histórico?” Pello se escabulló con toda esa palabrería tan compleja como falsa a la que nos acostumbraban sus antecesores de Batasuna cuando se les preguntaba por un atentado aún en caliente, pero Aimar insistió. Repreguntó, que es lo que diferencia a la entrevista periodística del cuestionario: ¿Fue ETA un grupo terrorista?

Fue un "grupo armado", respondió el de Bildu antes de balbucear el típico argumento de defensa basado en la culpabilización de todos, comenzando por Israel. Lo sabíamos, pero quedó grabado y difundido, disponible para todos aquellos que de buen fe voten a Bildu este domingo, cubiertos por el reconfortante halo de la amnesia.