Provincia de Cádiz

El motor de la economía se queda al ralentí

  • Cádiz ha pasado de liderar el crecimiento a ser la penúltima provincia andaluza socavada por la caída de la construcción y un empleo e industria demasiado débiles

Fundido a negro. La provincia se ha apagado este verano. No es cuestión, ni ocasión, de caer en el exceso, sino en la más fría realidad, la que confieren las cifras: Cádiz tiene ante sí un abismo económico y laboral. Hace cinco años era puro vigor. Suyas eran las mejores marcas de crecimiento. Y no sólo en el equipo andaluz. Su desarrollo anual de hasta el 9% no tenía rival y sólo algunas provincias, como Almería, pudieron seguirle a la zaga. Un dato lo ilustra: en 2004, la provincia, sus recursos y su producción (PIB) 'valían' 17.604 millones. Un año después la riqueza subía hasta los 19.200 millones, un 9,2% más.

Era una carrera por la equiparación, no hay que confundirse, porque Cádiz salía de la última línea. Llegaron entonces las lesiones. Delphi se fue y la rehabilitación no se ve clara; el problema del gasóleo llegó -o volvió- y su precio subió tanto que paró los motores; las constructoras empezaron a darse de baja (Fivesur y Jerecom) o a desenchufar la hormigonera a la espera de tiempos mejores; y para colmo, Marruecos despierta y a sólo 17 kilómetros, se convierte en el principal rival del Puerto de Algeciras, que ficha a la surcoreana Hanjin y prefiere verlo como un derbi (al fin y cabo comparten feudo).

La sombra de la crisis empezaba así a sobrevolar, pero el pulso se mantuvo, el paro se contuvo y el primer trimestre se salvó con un crecimiento del 2,5%, módico y aceptable aunque un poco inferior a Andalucía y España.

Ahí se acabó todo. En el segundo y tercer trimestres, la pirámide se ha desmoronado. Si los españoles avanzaban un 1,8% hasta junio, Cádiz se ha quedado exactamente a la mitad (0,9%). En breve se conocerá el balance estival y todos los indicadores apuntan a que España se acercará al crecimiento cero en el momento de apogeo productivo. Y si España cae, Cádiz, que ya viene más tocada, puede rozar la recesión.

Las principales señales son el freno del consumo y el aumento del desempleo. En sólo un año se ha esfumado la mejora que llevó a la provincia a saborear el 10% (se bajó hasta 13%). Hay 104.500 parados según la EPA y el sector más damnificado es la industria, que, aunque sigue siendo el único en crear empleo, ha "acogido" a los expulsados por la construcción y en un año ha visto duplicar su tasa de desocupación.

En el ámbito del consumo, es sorprendente que diariamente sólo salgan de los ayuntamientos visados para construir 21 viviendas diarias. Hace un año, cuando la crisis empezaba a calar, eran 55. El verano pasado salieron 9.000 coches de los concesionarios; éste se han conformado con algo más de 5.500, y eso que, curiosamente, las ventas de combustible han mejorado, quizá por la moderación en los precios del petróleo.

Al contrario de lo que ocurre con la electricidad, factor muy sensible a las oscilaciones económicas. Este verano, ayudado por las temperaturas suaves, no hubo récord de consumo y la demanda bajó un 6%. Se gastó menos porque, además de incertidumbre, hay menos que gastar. El endeudamiento sigue creciendo, y por cada tres euros ahorrados hay siete "encerrados" en créditos, que, además, cada vez se devuelven peor. La consecuencia es un grave aumento interanual del 70% del número de morosos y del 104% (más del doble) de la cantidad media impagada.

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