En estos tiempos no resulta nada nuevo que el candidato de un partido recurra a las redes sociales para darse a conocer o para vender su proyecto político. Y tampoco resulta llamativo que recurra a esta herramienta para colgar vídeos en los que denuncia o bien obras inacabadas en su municipio o bien actuaciones y proyectos que él entiende que son superfluas o que suponen un coste millonario para las arcas de las administraciones públicas. Pero lo que ya no es para nada habitual es que un candidato en cuestión recurra a un lenguaje de lo más soez simplemente para darse a conocer, para ganar notoriedad. Y eso es lo que ha hecho José Luis Velázquez Ramírez, el candidato del partido Defensa de los Intereses del Pueblo Andaluz (DIPA) a la Alcaldía de Chiclana para las elecciones municipales del próximo 24 de mayo.

"Chiclana va bien... ¡y un carajo!" es el sorprendente, llamativo y grosero lema de campaña que Velázquez ha utilizado en los carteles de campaña que ya está repartiendo su partido y también en un alto número de vídeos que viene colgando en las redes sociales con un indiscutible éxito de audiencia. En esos vídeos el alcaldable de DIPA no sólo da a conocer su candidatura -en una grabación en la que por cierto recurre a sus dos hijos menores de edad- sino en los que también denuncia el alto coste del Ayuntamiento en propaganda, la falta de equipamientos en edificios como el centro comercial de la ciudad o el centro de salud de Los Gallos, el caos de tráfico derivado de las obras del tranvía -un proyecto que, por cierto, compete en exclusiva a la Junta de Andalucía y no al Ayuntamiento chiclanero- o inversiones que este candidato considera un despilfarro como por ejemplo el nuevo centro de servicios sociales de La Soledad o la instalación de unos 60 macetones en una de las principales avenidas de la ciudad.

Todos esos vídeos los concluye Velázquez con el consabido "Chiclana va bien... ¡y un carajo!". Pero es que, posiblemente envalentonado por el éxito que estos vídeos están teniendo en las redes sociales, da la impresión de que el alcaldable de DIPA ha cogido carrerilla e incluso recurre a un corte de mangas dedicado a sus críticos -con peineta incluida, que no hay que escatimar en gestos- y también se acuerda de "todos los muertos" de los gobernantes actuales de Chiclana, en otro gesto evidente de claro talante democrático.

Lo curioso de todo esto es que ni DIPA es un partido de nueva creación, ni Velázquez es un candidato novato en estas lides. Bien al contrario, podría ser calificado como el alcaldable más crítico, más soez pero también el más repetitivo. No en vano, en su currículum político figura que militó primero en el PSOE, partido del que fue expulsado tras descubrirse que militaba de manera simultánea en el PA, y que luego terminaría dándose de baja en esta segunda fuerza política. Y ya como cabeza de lista de DIPA concurrió a las elecciones municipales de Chiclana tanto en 2007 como en 2011, cosechando ambos fracasos políticos. Hace ocho años logró reunir 402 votos (el 1,65% del escrutinio) y hace cuatro años se quedó en 479 (el 1,54%) lo que convirtió a DIPA en la octava fuerza política de Chiclana. Ahora pensará que a la tercera tienen que venir la vencida, aunque sea a la desesperada.